Se deroga la ordenanza de destrucción de los pulmones de la ciudad

El municipio de San Miguel de Tucumán vivió un hecho histórico. En solo un mes se sancionó una ley, se la promulgó, se presentó un amparo y luego fue derogada gracias a la repercusión y movilización de los ciudadanos que dijeron “no a la destrucción de los pulmones de manzana”. El 22 de marzo el Honorable Concejo Deliberante decretó la ordenanza 4425, que permitía construir en los “pulmones de manzana” cocheras de hasta cuatro pisos, donde se alojarían alrededor de 12000 autos que circulan por la capital, lo que estaba prohibido ya que estos espacios verdes brindan terreno absorbente y permiten que todos los edificios de alrededor ventilen adecuadamente y tengan luz y aire. Sin embargo, la movilización ciudadana provocó que el viernes pasado en Sesión Extraordinaria en el Honorable Concejo Deliberante se derogue la ordenanza, dejando imposibilitada toda construcción en estos espacios.

Fue un mes intenso en el que la movilización partió del trabajo conjunto entre el Colegio de Arquitectos de Tucumán, la facultad de arquitectura y grupos ambientalistas, incentivados a partir de la preocupación de dos ciudadanas que vieron en la ordenanza la destrucción de los espacios verdes que la capital necesita para subsistir. La arquitecta Analía Valenti y la estudiante Florencia Caminos decidieron actuar. “Nuestra primera intención fue informar a la gente, publicar todo lo que teníamos, todo lo que nos aportaba el colegio y la facultad, para que la gente se entere de las problemáticas de que se saque el pulmón”, comenta Analía Valenti. A partir de allí, la convocatoria de participación ciudadana fue dándose en las redes sociales, como Facebook y Twitter, logrando que alrededor de 1500 tucumanos firmaran la petición de amparo para derogar al fin esta ordenanza.

Sin duda alguna, detrás de todo esto existía un negocio inmobiliario que favorecería económicamente a unos pocos, afectando la salud y el aire puro de muchos otros. En un comienzo, se presentó un proyecto en el 2011, que proponía construir un par de galerías en las zonas peatonales de la capital, ocupando seis manzanas. Desde entonces la idea ya era mala, ya que con el tráfico insoportable de Tucumán, ante cualquier emergencia un camión de bomberos o ambulancias no puede llegar, menos aun con seis galerías más.

Pero los que propusieron la idea aspiraban a más, por lo que quisieron pasar de seis manzanas a las 120 que están dentro de las cuatro avenidas. “Lo que equivale a un cuarto del Parque 9 de Julio era lo que se afectaría con estacionamientos, eran 26 hectáreas los pulmones que iban a desaparecer”, explica la arquitecta Valenti. La lucha por la derogación de la ordenanza se basó en los diversos problemas que la ciudad acarrearía a partir de la construcción de cocheras, tanto a nivel ambiental, inundaciones, temperatura y niveles de ruido.

• En la facultad de arquitectura se realizó un estudio respecto al terreno absorbente, con un probable de lluvias medias que hay en Tucumán. Hoy si se pierde todo el equivalente al terreno absorbente de esas 120 manzanas, equivale a que 8 cm se inundarían las aceras de las veredas de la capital. Valenti explica “al no haber un buen sistema de evacuación, que requiere de mucho dinero, no podes quitar terreno absorbente que naturalmente está colaborando a que la ciudad no se inunde”.

• Además, las plantas, a través de la fotosíntesis, absorben el dióxido de carbono purificando el aire, lo que en una ciudad es importante. Por otro lado, ayudan a que la temperatura sea más baja. “Mediante la humedad, por compensación, el ambiente esta refrescado por lo que disminuye la temperatura o al menos la sensación térmica que tanto el pavimento o el concreto absorben y mantienen durante muchas horas”, aclara la arquitecta.

• Asimismo, las copas de los árboles absorben los ruidos molestos, ya que funcionan como aislantes acústicos, de tal manera que las ondas sonoras se van perdiendo entre las hojas y disminuye así el ruido que llega desde la calle.

• También está el conflicto de la salud de los vecinos, ya que Tucumán es una ciudad que tiene el aire muy sucio por los ingenios, sumado a la gran concentración de población en un espacio tan chico y lleno de autos. Perder los pulmones significaría el aumento de contaminación.

Con el pretexto de remediar la congestión de autos en el microcentro, la propuesta de crear cocheras para alojar tres veces más cantidad de autos de los ya existentes no sería ninguna solución, ya que más personas optarían por ir en auto al centro sabiendo que tienen asegurado el estacionamiento, provocando un verdadero caos entre las cuatro avenidas.

“La municipalidad tiene que empezar a poner énfasis en lo que es la educación sustentable, la conciencia ciudadana y ambiental, que la gente se de cuenta que es parte de todos mantener la ciudad y que las autoridades también presten más atención a los proyectos que se presentan ad honorem en beneficio de la ciudad”, sugiere con énfasis Valenti.

Por lo pronto, la destrucción de las plazas y parques que brindan tantos beneficios a los habitantes está prohibida, mientras tanto los ciudadanos tendrán que estar atentos ante cualquier sugerencia que los grupos económicos, en pos de sus intereses, quieran hacerle al intendente y concejales, provocando que el eslogan de San Miguel de Tucumán sea “muerta la ciudad”.

Para mayor información consultar: http://www.facebook.com/porlospulmones

Delfina Campero

dcampero@colectivolapalta.com.ar