De árboles y de olvido
/Se abrieron paso a pesar de los meses sin lluvia. Los primeros trazos de color que la primavera dibujó en Tucumán vencieron al marrón y al gris acumulados por un invierno seco y polvoriento en muchas avenidas y calles de la provincia. Sin embargo, muchas veredas no van a conocer la gloria perfumada de los azahares, el violeta intenso del jacarandá, la tibieza amarilla de los lapachos. A puro cemento, el tucumano camina sin sentir la brisa susurrando entre las hojas nuevas. En nombre del progreso y la construcción, los árboles han perdido parte de su protagonismo en el paisaje urbano, reemplazados en el mejor de los casos por un cantero descuidado.
En otras ocasiones, los árboles siguen presentes pero sin que nadie vele por ellos ni por su entorno. Las raíces atravesando las baldosas, las ramas enredándose entre los cables, los troncos viejos amenazándose con quebrarse en la próxima tormenta. En vez de convivir armónicamente, la vegetación y ciertos rincones de la ciudad parecen entablar una lucha sin ganadores.
El pasado 29 de agosto se celebró en nuestro país el Día del Árbol. Mucho título para una materia pendiente. No olvidemos las grandes zonas deforestadas, vendidas al mejor postor, como aparece en la denuncia que se hizo meses atrás acerca del Ñuñorco. O lo que casi ocurre con los pulmones de manzana, que estuvieron a punto de desaparecer ante los intereses de las empresas constructoras de la ciudad.
El verde es aire, es vida, es futuro. Pero mientras se siga pensando en la tajada económica que pueda sacarse hoy, mientras un árbol menos sea considerado un metro cuadrado ganado, ese mañana va a acumular una hipoteca que nadie va a poder pagar.
Cecilia Morán
cmoran@colectivolapalta.com.ar