Días de cine
/Hay un cine que no pasan en los cines. Una vez por año tiene un lugar en Tucumán para demostrar que el público no sólo consume efectos especiales y actores de alfombra roja, y que también es capaz de disfrutar de otro tipo de películas. El Festival Tucumán Cine Gerardo Vallejo, organizado por el Ente cultural de Tucumán, hace ya 10 años que está instalado en nuestra provincia y hoy cuenta con proyecciones tanto en la capital (en el nuevo Espacio INCAA) como en centros culturales de algunos departamentos del interior.
“Nosotros siempre fuimos buscando un cine de calidad dentro de lo que es el concepto de la cinematografía argentina”, dice Rafael Vásquez Rivera, director de Medios Audiovisuales del Ente de Cultural. Y agrega: “No es poca cosa el hecho de que nosotros programamos desde acá. El cine es una actividad hiperconcentrada: vos la tenés en ciudades grandes del mundo, en centros metropolitanos. Desde la periferia, lógicamente, es más difícil. Inclusive programar un festival: no hay cosa más parecida a hacer un festival que hacer una película, la cadena de producción es muy similar. Entonces, lo que buscamos es una selección de películas de calidad, un cine de calidad y por las afueras del circuito comercial”.
Mejor proyectados
Diez años después, algunas novedades como el flamante espacio INCAA en la capital y otras dos salas a inaugurarse pronto en las ciudades de Concepción y Tafí Viejo facilitan la presentación de películas y su entrada al circuito comercial. A esto debe sumársele el cambio tecnológico de dejar los 35 milímetros y el celuloide para pasar a lo digital.
“El número 10 nos viene siguiendo: son diez años del Festival, de la dirección que responde al audiovisual hace diez años, la escuela de cine aproximadamente tuvo su fundación hace diez años, el programa espacios INCAA también hace diez años que comenzó su funcionamiento. Entonces esto no es una casualidad”. Vásquez Rivera explica que en sus comienzos el evento fue concebido como un espacio para un cine que en general era relegado: “el Festival servía para poder tener una ventana de aquellas películas, de aquellos materiales audiovisuales que de otra manera no llegaban a Tucumán. Directamente el circuito comercial pasaba por otro lugar, no pasaba por acá”.
En este sentido, Vásquez Rivera asegura que sin el apoyo del Estado esto sería impensado: “El audiovisual es caro y sobre todo cuando estás pensando en una dimensión mucho más de carácter internacional. Estamos hablando de un estándar de más o menos 3 millones y medio de pesos que cueste una película. Entonces sin la presencia del Estado es imposible. Por otro lado hay otra reconfiguración donde entra también la televisión y donde lo que estamos esperando a corto plazo es el recambio tecnológico y la televisión digital, lo que se llama el apagón analógico y el comienzo de la tecnología digital. Ahí también llegó el Estado con ciertos concursos y un banco de imágenes para poder tener la posibilidad de dotar de programación al concepto de lo hoy se llama la TDA (Televisión Digital Argentina)”.
En los últimos años, tanto en televisión como en cinematografía, Tucumán ha dado algunos pasos adelante, ganado varios concursos y presentado producciones cinematográficas destacadas. “Hay una bisagra que es el año 2013, cuando la película Los dueños gana el Festival: por primera vez una película tucumana se hace del galardón nuestro y eso ya nos coloca desde otro lugar”, dice Vásquez Rivera quien además explica cómo el certamen se convierte en difusor y reflejo de estas producciones regionales: “Dentro del Festival buscamos ciertas ventanas específicas: este año mostramos tres trabajos ganadores de la producción 2014 de la TDA. El año pasado estrenamos Tapalín y el año anterior Los dueños. Entonces, hay como una secuencia de producción local que ya toma un espacio concreto. 47P films, que es una productora local, también tiene una muestra en particular y ellos han hecho el recorrido, han podido estar en el mercado de Cannes recientemente, así que estos son logros en esta manera de irnos posicionando y apoyando entre lo que es la autogestión de los chicos y lo que el Estado nacional también determina como un apoyo a la cinematografía”.
Vallejo y el cine que se milita
“Falta la mirada del interior y la mirada del pueblo, su protagonismo. Lo que se ve ahora es el cine de la burguesía y de la clase media, pero que no expresa los sentimientos del pueblo argentino, que es el que sufre las postergaciones desde hace tanto tiempo. En el cine me interesa mostrar la identidad nacional y la memoria popular, como puede verse en todas mis realizaciones”. Así decía Gerardo Vallejo (director, guionista y productor tucumano) durante una entrevista a un diario local luego del rodaje de El rigor del destino de 1985. Veinte años después el Festival que trae lo mejor del cine nacional a nuestra provincia nace con su nombre.
“Es un poco la memoria y la reivindicación de una persona que aparte de ser cineasta fue un militante y eso está claro, un militante peronista”, afirma Vásquez Rivera, quien se confiesa admirador de Vallejo: “Él sin duda es un referente. A mí me pasó profesionalmente: yo tuve la suerte de pasar por donde él pasó, entonces cuando yo lo conocí a Gerardo eso me marcó muchísimo: él se formó acá profesionalmente, arrancó acá y siempre volvía acá para filmar y ha hecho gran parte de su filmografía dentro de la provincia”.
Para hacer cine de calidad desde el interior la militancia, tanto en tiempos de Vallejo como hoy, parece ser la palabra clave: “Hay que ser bastante testarudo, cabezadura. Creo que hay que ser bastante insistente. Fundamentalmente es una fábrica de ideas, una fábrica de sueños…”, opina Rafael, que destaca la importancia de desarrollar un buen proyecto para el que hay que estar dispuestos aunque lleve años: “Luchar por hacerlo de la mejor manera posible, no de entrecasa sino pensando lo audiovisual como industria, como algo de lo cual no necesariamente tenemos por qué perder dinero, no hay necesidad de perder dinero para poder producir un audiovisual. Pero trabajar, trabajar, trabajar”.
Lo importante (no solo) es competir
Ficciones en clave de comedia o drama; documentales que van desde la música, la vida en las villas, en la calle o en el sur del país hasta los conflictos y las luchas medioambientales. Hay de todo en las 14 películas en competencia de este festival. Entre las ficciones se encuentran Showroom, El 5 de Talleres, Jauja, Voley, El perro Molina, Yo sé lo que envenena, El incendio y La patota, una de las favoritas, ganadora en el Festival de Cannes. A estas deben sumárseles las candidatas documentales: Años de calle, Cumbia la reina, Guido models, Gran Chaco, La ciudadela y Su realidad.
Vera Spinetta, protagonista de Voley, la comedia de Martín Piroyanski, estuvo en el estreno de la película y opinó sobre el festival: “Me parece que el interior tiene algo que no tenemos nosotros los porteños, que es algo mucho más, de alguna manera, nativo y de las raíces, mucho más arraigado que tal vez en la capital que está más mezclado porque viene gente a vivir de distintos países, se va mezclando la cosa y se va haciendo algo con una identidad que se va renovando constantemente. Las provincias tienen algo muy de la identidad y que es grosso que se pueda ver en el arte, que se plasme en el arte”.
La actriz destacó la calidad del espacio elegido para las proyecciones y la excelente recepción del público, además de la importancia de festivales como este: “Me parece que está buenísimo que se fomente la cultura de todas las formas posibles. Y el cine es una muy importante, entonces está bueno que realmente se le dé la importancia que tiene, que sea algo federal, que vaya por todos lados y tenga peso y se pueda hacer una industria de cine nacional que venga de todas las regiones.”
Sin embargo, no todo es competencia en el Tucumán Cine. La semana pasada, dentro del programa Cine de Barrio (de la Dirección de Medios Audiovisuales en articulación con el Programa AVANZAR), se proyectaron 6 cortos de ficción producidos íntegramente de Tucumán; y durante el fin de semana en distintas salas del interior de la provincia se pudo disfrutar de la Muestra de Cine Latinoamericano con películas de Colombia, Bolivia, Brasil, Costa Rica y Chile. Esto constituye una novedad con respecto a las ediciones anteriores: “Lo que tiene el festival 2015 como particular es el hecho de comenzar a latinoamericanizarnos: hicimos un encuentro con festivales nacionales que tienen ya una sección latinoamericana, ellos a su vez nos cedieron parte de sus materiales y con eso hicimos una muestra latinoamericana que recorre el interior… como mirando hacia el bicentenario cuál es la importancia que va a tener el cine latinoamericano en el festival”, cuenta Vásquez Rivera.
Esta semana hay previstas también otras actividades. Una de ellas será la muestra Violencia contra la Mujer, Trata y Tráfico, este jueves 18, organizada por la Asociación Cultural La Mujer y el cine, organismo dedicado a promover y difundir las producciones de mujeres en el área audiovisual. Además, se realizará la presentación de los proyectos locales ganadores de la TDA, la muestra de cortos de grupo 47P, y el Encuentro de Festivales Nacionales el viernes 19.
Cómo sigue la película
Los diez años del Festival son también un momento oportuno para hacer un balance y pensar en el futuro de un evento que ya se ha ganado su lugar en Tucumán. Como director de Medios Audiovisuales a cargo del mismo, Rafael celebra lo que llama la “latinoamericanización del Festival”, novedad de esta edición 2015, y espera que, en adelante, esto se sostenga y crezca: “Estar involucrado dentro del concierto de todo el continente, de diversas cinematografías, me parece que es una de las cosas más importantes que nos podrían suceder”, asegura.
Por otro lado, los escenarios van cambiando, las producciones son más y más grandes, como así también las necesidades de los nuevos cineastas. Para Vásquez Rivera, estos cambios exigen una actualización a nivel de políticas culturales que tiendan a favorecer estos emprendimientos: “El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales es uno solo: que una provincia pueda entrar en carácter de coproductora o como un subsidio a la producción es algo que todavía requiere de una nueva normativa, o sea necesitamos nuevas leyes para los nuevos tiempos que se vienen. Necesitamos un fondo de fomento por ley y que proviniera de la misma actividad, no necesariamente del tesoro provincial, sino de la actividad audiovisual misma crear un fondo para poder apoyar esta producción”.
En este sentido, el Festival no es ni puede quedar ajeno a estas cuestiones. El desafío hacia el futuro será mantener levantado ese puente entre lo público y lo privado, entre el Estado (cuya presencia económica se hace necesaria) y los espacios autogestionados que pelean por mostrarse entre la vorágine de películas que año a año arroja el mercado.
El Tucumán Cine Gerardo Vallejo seguirá, renovado, el año que viene con las puertas abiertas a creadores y amantes del buen cine. “El Festival es mucho más que una muestra de películas, sirve para posicionar algunas cuestiones que son importantes. La idea es que tengamos una misma mesa y que estemos todos sentados y hablando el mismo idioma. El festival también sirve para eso.” asegura Rafael.
Hasta el sábado 20 hay tiempo para disfrutar de una variada oferta cinematográfica, lejos de las grandes salas y a un precio más que accesible. Para saber más sobre la programación, entrá aquí.