Por un espacio para la Biblioteca Popular

Fotografía gentileza de Biblioteca Popular La Randa

Hay experiencias transformadoras que renuevan las ganas de seguir adelante y abren un camino hacia un mundo mejor. De ese tipo de experiencias conoce y lleva adelante, hace 13 años, la Biblioteca Popular La Randa en Tucumán. Se trata de la única biblioteca popular de la localidad de Yerba Buena que se dedica a la educación de niños y adultos. Allí los libros son protagonistas y la creatividad es la herramienta que aparece en los talleres de plástica, literatura y cerámica. “Es un espacio comunitario basado en brindar educación, cultura y hacer ejercicio de los derechos ciudadanos. Lo hacemos de forma voluntaria, comunitaria, gratuita y solidaria”, explica Norma Nasif, integrante del equipo que administra el espacio.

Esta iniciativa hoy cuenta con 25 mil libros, pero no tiene un lugar propio. Cuando abrió sus puertas en 2004, les prestaban una vivienda y funcionaban en Yerba Buena pero no se trataba de un trabajo comunitario en un barrio particular. “Entonces nos trasladábamos con el bibliomóvil hacia el barrio de La Rinconada. Allí nosotros, por estar haciendo este trabajo y requiriendo la demanda de un espacio, conseguimos un local que alquilamos, desde el 2009 hasta el presente”, cuenta Norma. Este lugar alquilado no es adecuado porque tiene una planta alta con escalera sin acceso para personas mayores o personas con discapacidad. 

“Hasta hace muy poco perdimos muchos libros por la humedad del lugar. Somos la única biblioteca popular de Tucumán, y te diría que del país, que no tenemos lugar brindado o cedido en comodato por el Estado, que sería el municipio”, deja en claro Nasif. Es por eso que peticionan el espacio ante las autoridades municipales y provinciales mediante la presentación de un expediente. Pero siempre aparece algún inconveniente que los deja sin una respuesta. “El pedido de lugar viene trabado y las promesas son absolutamente verbales. Es como que por momentos uno intuye que hay voluntades, pero las gestiones se traban de alguna manera”, dice Norma.

Esta biblioteca se construye con la donación de libros de los vecinos. Así, desde lo popular, se teje la red que da vida a la randa que sostiene el proyecto. Esa randa colectiva que se hace de a muchos y crece con el tiempo. Y de esta metáfora viene su nombre. “Nuestra problemática es que el subsidio anual que recibimos para gasto desde la CONABIP (Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares) lo gastamos casi todo en pagar el lugar”, comenta Norma. Es por eso que decidieron visibilizar la situación para pedir expresamente que la municipalidad se expida ante el pedido. 

El sábado pasado realizaron una Jornada de Lectura en los Jardines de Yerba Buena. En la actividad se juntaron firmas y se realizaron intervenciones artísticas. La pintura, la música y, por supuesto, los libros reclamaron por ese espacio que se merecen. Un espacio propio para todos. Porque, sin dudas, Norma coincide en que la biblioteca la atravesó desde lo personal y la comprometió desde lo colectivo. Desde lo comunitario y desde lo popular. Como a Norma, este espacio transforma diariamente las realidades de adultos y de niños que se encuentran en la Biblioteca La Randa para tejer sus historias y construir en comunidad.