Alejandra Rodríguez: “Cuando las mujeres disputamos cargos con los varones la crítica es más benevolente con ellos”

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En febrero de este año, Alejandra Rodríguez fue presentada oficialmente como candidata a intendenta de Tafí Viejo por el Frente de Todos. Desde un primer momento, las críticas no pararon de llegar. Que si tenía la suficiente carrera política, que si se trata de un caso de nepotismo, que si está capacitada o no. No dudó en responder que su principal respaldo estaba en las encuestas porque hay una ciudad que la identifica como la candidata natural. 

Pero con el correr del tiempo, las respuestas a las críticas van teniendo otros ribetes. La reflexión y el análisis le permiten pensar y problematizar sobre lo que se dice. Y más allá de que no duda en invitar a conversar, con un café de por medio, a quienes quieran aportar una mirada disidente, siente que su postulación se sustenta en el trabajo que realiza desde hace muchos años. 

Nieta de un sindicalista, abogada, feminista y peronista asegura que la perspectiva de una mujer es importante a la hora de pensar la conducción de una ciudad. “No vivimos la ciudad de la misma manera que los varones. Caminar por una vereda estrecha en la hora pico, tomar un taxi, tener una plaza o un centro educativo cerca de la casa no tienen las mismas implicancias para una mujer que para un varón”, dirá en esta entrevista que le brindó a La Palta.

Mirando a Alejandra niña o adolescente, ¿cuál es el primer recuerdo en el que sentís que te interesaste por hacer algo para mejorar el lugar en el que estabas o la vida de alguien?

Mi abuelo es uno de los fundadores de la Mutual Ferroviaria de Tafí Viejo. A veces me colaba en las reuniones que tenía con sus compañeros y otras lo acompañaba a la Mutual. Yo era chiquita, debo haber tenido unos seis o siete años cuando en la puerta de la sede lo paró un señor y le dijo “soy Fulano de Tal, guarda del Estrella”. Le dijo que había podido comprar los delantales y los zapatos para los chicos y que se había podido comprar un termo y una capa para la lluvia. Estaba muy agradecido y se lo veía muy contento. Después se agachó y me estrechó la mano. A mí me encantó eso, era un saludo de gente grande. Y me dijo “su abuelo es una gran persona”. Sentí que me contagiaba su alegría y al mismo tiempo me sentía muy orgullosa de mi abuelo y de lo que hacía. Quise ser como él. Así me fui acercando a la militancia estudiantil, primero, y a la partidaria, después. Todavía hoy se me acerca gente y me dice cosas que me conmueven y que me llenan de orgullo, como que gracias a mi abuelo pudieron tener su casa.

Se ha hablado mucho de la construcción de tu candidatura, ¿qué respondés a esas críticas?

La verdad es que me gustaría escuchar esas críticas de primera mano. En Tafí nos conocemos todos, y las personas saben que conmigo se pueden sentar a tomar un café y hablar con honestidad. Las críticas voy a suponer que se refieren a mi candidatura en cuanto a que soy la mujer del intendente. Bueno, esa es una realidad, Javier Noguera es mi compañero. Pero decir que soy la mujer del intendente y nada más es menospreciar mis años de militancia y el compromiso con los ideales del peronismo que he puesto en práctica tanto en mi profesión como en mi trabajo territorial. Y en términos puramente pragmáticos, además del respaldo de compañeras y compañeros, tengo el respaldo de las mediciones que se han hecho a través de varias encuestas.

Hay quienes dicen que las críticas que recibís tienen que ver con que seas mujer y que es evidente que con candidatos varones las observaciones son menos severas, ¿qué opinás al respecto?

Todavía estamos lejos de la igualdad. Un varón siempre va a ser visto como más “apropiado” para ejercer la conducción en cualquier tipo de organización.
— Alejandra Rodriguez

Que eso pasa siempre. Todavía estamos lejos de la igualdad. Un varón siempre va a ser visto como más “apropiado” para ejercer la conducción en cualquier tipo de organización. La conducción femenina genera resistencia, vivimos en un espacio social fuertemente patriarcal. Por eso cuando las mujeres disputamos cargos con los varones en los procesos electorales la crítica siempre va a ser más benevolente con ellos.

Parte del trabajo que venís realizando está tu compromiso y militancia con los derechos de las mujeres ¿qué te impulsó a asumir esa responsabilidad y cómo lo describirías?

Las mujeres de clase trabajadora de mi generación hemos transitado la adolescencia y la juventud en la posdictadura. Gran parte de nuestra educación ha estado marcada por viejos discursos acerca de lo femenino visto como lo pasivo, lo doméstico, lo sacrificial. He crecido pensando que las mujeres podíamos hacer las mismas cosas que los varones en igualdad de condiciones. Con el tiempo he ido tomando contacto con la producción intelectual de los feminismos, reflexionando acerca de mi realidad, y me he ido dando cuenta de que la igualdad de condiciones no es tal. Las mujeres trabajamos más, ganamos menos. Las mujeres asumimos tareas indispensables para la economía que no tienen retribución económica. Las mujeres postergamos nuestra educación, tenemos menos acceso a los cargos gerenciales y dirigenciales. Tanto en mi desempeño profesional como en el trabajo en territorio he visto que las mujeres muchas veces terminamos siendo cabeza de familia, económicamente desprotegidas, a cargo de las tareas de cuidado y con la necesidad de trabajos con horarios flexibles, que nos permitan atender esas tareas. Son los trabajos peor pagos, en los que hay que cumplir muchas horas para tener un ingreso que pague las cuentas del mes. La desigualdad entre varones y mujeres se amplifica en los contextos de pobreza. En un punto decidí que era importante tomar un compromiso personal y militante para aliviar estas situaciones en el corto plazo y para cambiar esa dinámica en el largo plazo.

¿Cuáles son los logros desde la Red de Mujeres, espacio que presidís, de los que te sentís muy orgullosa?¿Cuáles son los principales desafíos que ves hoy para la Red?

Cada acción que lleva adelante la red me hace sentir orgullosa. Nuestro trabajo es a pequeña escala, visitamos los barrios, tomamos contacto con las mujeres y ellas nos hacen conocer sus necesidades. A veces colaboramos gestionando cosas materiales, como mobiliario, ajuares para bebé o herramientas de producción. Otras veces organizamos capacitación en oficios o charlas para emprendedoras. También asesoramos y ayudamos a hacer trámites que para algunas personas resultan complejos o difíciles de llevar adelante. Son acciones chiquitas pero que tienen un impacto grande en la vida de las familias. En todas estas actividades vamos tratando de fortalecer el rol de las mujeres en sus comunidades, sembrando la semillita del compromiso solidario, de la participación en la comunidad, de la reflexión acerca de la necesidad de repartir con los varones el trabajo doméstico y de cuidado.

Te va a parecer una locura, pero el desafío más importante que enfrenta la Red es el de generar las condiciones de posibilidad para su propia desaparición, para dejar de ser necesaria. Al menos en la forma en la que existe actualmente. Las ong tenemos la característica de ser organizaciones propositivas, frente al Estado que es una organización dispositiva. Por eso muchas veces a las personas les resulta más cómodo, más afable comunicarse con las ong y no con el Estado. Pienso que al asegurar la justicia social, la igualdad de género y los mecanismos de comunicación entre las personas y el Estado, las organizaciones como la Red de Mujeres pueden dar por cumplida su misión, y reconstituirse como espacios de la sociedad civil para el crecimiento y el desarrollo desde otro punto de partida, un punto de partida en el que todas las necesidades básicas están cubiertas, y todas las demandas del colectivo femenino atendidas.

¿Qué significó para vos la propuesta de la candidatura a la intendencia?

Un montón de cosas. Pero pienso que ante todo, el reconocimiento del trabajo sencillo y silencioso pero constante que vengo llevando adelante desde hace muchos años. Reconocimiento tanto de las personas de Tafí a través de los sondeos de opinión como el equipo de trabajo político.

¿Qué pensás que le podés aportar a la sociedad taficeña siendo intendenta?

Muchas cosas. El Ejecutivo municipal es la primera línea de contacto con el ciudadano. Los gobiernos locales son los que responden a las necesidades más inmediatas y cotidianas de la vida civil, y enfocan su tarea principalmente en el servicio. Tengo la formación profesional, el trayecto militante y la convicción personal de que encabezar la gestión es un servicio. Y además la perspectiva de una mujer es importante. No vivimos la ciudad de la misma manera que los varones. Caminar por una vereda estrecha en la hora pico, tomar un taxi, tener una plaza o un centro educativo cerca de la casa no tienen las mismas implicancias para una mujer que para un varón. Tafi Viejo ha cambiado para bien, ha crecido y tiene proyectos para seguir creciendo. Quiero darle continuidad a ese proceso, con mi impronta personal, la de una mujer de clase trabajadora que tiene sus raíces y su futuro en esta ciudad.