Subsidios que sí: el apoyo estatal a Mercado Libre

foTO DE mERCADO lIBRE

En una época donde se discute álgidamente sobre los subsidios, una de las empresas más importantes de la Argentina y América Latina crece desmesuradamente y esto es, en parte, gracias a la ayuda estatal. Se trata de Mercado Libre, que según un informe presentado por la propia empresa ante la Comisión de Bolsa y Valores​​ de los Estados Unidos, comúnmente conocida como la SEC, recibe exenciones impositivas de más de USD 100 millones.

Esto se debe a que está inscripta en el Régimen de Promoción de Empresas de la Economía del Conocimiento, un programa que le otorga a las empresas beneficiarias una reducción en el impuesto a las ganancias, créditos fiscales, y se las excluye del pago de derecho de exportación.

Lo grave de esto es que, según el balance de la empresa, se deduce que las exenciones representan un 12% de sus ganancias totales. Algunos estiman que esos millones alcanzan incluso para solventar a todas las universidades del país durante un año.

Estos privilegios, lejos de representar beneficios para el conjunto de quienes hacen de Mercado Libre una empresa exitosa, solo se dirigen hacia el bolsillo de su dueño: Marcos Galperín.

La precarización, una moneda corriente

Hace meses, un empleado de una agencia subcontratada por Mercado Libre en Brasil, se suicidó tras ser despedido. Se trata de Luiz Felipe, un trabajador que no soportó quedar desempleado y se quitó la vida en su lugar de trabajo. Según los medios que cubrieron los hechos, la empresa quitó el cuerpo y obligó a los empleados a continuar trabajando. Si bien Mercado Libre sostuvo que el joven falleció fuera de las instalaciones, los compañeros del difunto lo negaron.

Este es un ejemplo de algo que es más común de lo que parece y que sostiene a la multimillonaria empresa: la explotación de sus trabajadores. Su mecanismo se traduce en contratos basura (de 3 a 6 meses), despidos injustificados, acoso laboral, presiones desmedidas, salarios por debajo de la inflación y el nulo pago por las horas extras. Sobre esto último, Galperín no pudo negarlo en un cruce en Twitter (hoy X) que mantuvo con una usuaria que expuso que la empresa no regalaba cajas navideñas ni pagaba horas extras. Por el contrario, el empresario solo contestó: “Es fácil mami. Pensá una idea, empezá una empresa, hacela sustentable, contratá 55,000 empleados en toda América Latina y pagales mejores sueldos, beneficios y cajas navideñas. Yo voy a ser el primero en aplaudirte. Hacerte la Robin Hood por X es un poquito fácil, ¿no?”.

Pareciera ser que las leyes básicas de los trabajadores no tienen lugar en el mundo de la libertad. Y que la libertad como bandera solo aplica al hecho de poder enriquecerse a costa de la explotación y desigualdad permanente.

La ayuda del Estado

Marcos Galperín ha manifestado públicamente su cercanía ideológica con Javier Milei y en años previos, con Mauricio Macri, otro político que le facilitó negocios millonarios. Sin embargo, ¿no estaban todos ellos en contra de la intervención del Estado?

Mercado Libre utiliza grandes extensiones de tierras fiscales en Buenos Aires para seguir potenciando su imperio comercial. Además, su éxito se debe en gran parte a la ayuda estatal. Porque que mientras Galperín fomenta el odio a “peronia” -como suele llamar a la Argentina cada vez que es gobernado por un peronista- él ha sido beneficiado con exenciones impositivas desde 2007.

Entonces, hay que decir que Mercado Libre no es una simple PyME. Es la empresa de comercio electrónico mejor posicionada en América Latina. En ella, miles de usuarios compran y venden productos por día y dejan importantes sumas de dinero a la firma. Además, un dato a tener en cuenta es que Mercado Pago, la plataforma operada por Mercado Libre, obtuvo un volumen operado de más de USD 47.000 millones y está en plena batalla con los bancos por el dominio en el mercado de pagos digitales. Por otro lado, la revista Forbes estimó que la fortuna de Galperín es de USD 6.800 millones.

Es evidente que los subsidios, planes, incentivos, exenciones o ayudas estatales no son en sí mismos el problema. Lo crucial es analizar a quiénes se les otorgan y bajo qué condiciones. Mientras algunos empresarios no paran de crecer con la asistencia del Estado, nuestra nación enfrenta desafíos críticos, con una creciente población viviendo bajo la línea de pobreza y un Estado que se encuentra cada vez más endeudado. En este contexto, es fundamental repensar el papel del Estado y su relación con el sector privado, asegurando que las políticas económicas y fiscales estén diseñadas para promover el desarrollo sostenible y la equidad social, en lugar de beneficiar a unos pocos privilegiados.