Lectura de domingo: “La niña de los cabellos de lata”
/Gabriela Agüero
(San Miguel de Tucumán, 1985).
Es docente, compositora, investigadora musical y Gestora cultural. En su recorrido académico egresó de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Tucumán. Así también, se recibió como Profesora de Piano del Conservatorio Provincial de Música.
En su vínculo con las palabras, editó su primer poemario "La Mordedura" (2021, Puerta Roja Ediciones) y posteriormente “La niña de los cabellos de lata” en el año 2023 por el mismo sello Editorial.
Bufa
Hoy pensé, ¿qué quiero?
y que se yo….una ruleta
para medir las estupideces que hago.
una balanza, para pesar las culpas.
Hoy pensé, ¿qué soy?
y no sé….un duende
deforme, petiso, muerto
en los jardines verdes.
Hoy pensé, ¿para dónde voy?
y cómo voy a saberlo…
a dónde puede ir un duende con
una ruleta y una balanza…
muy lejos no creo.
La niña de los cabellos de lata
Me han pedido que escriba
con inmensurables palabras
el proceso de hacer un té.
Y escribí de la revolución del agua,
de la bandera de su etiqueta,
de la ventana enorme con marco de pino en la cocina,
mientras las rayas del vestido,
flotan en el cuerpo de mi madre
sobre el techo del vecino.
Me han exigido que escriba del té
y detallé esa alquimia de hierbas enredadas,
atrapadas en ese saco transparente
todo el aroma de un jardín,
evaporándose en la caída del agua caliente;
mientras el niño famélico de Rumania me ha acercado un hueso
para que revuelva el agua oscura.
Escribí sobre un tazón blanco,
y los círculos verdes que lo decoraban,
mientras flotaban los cuerpos en el agua,
—entonces la muerte olía bien a cedrón, naranja y poleo—.
El saquito debe reposar cinco minutos,
si es posible
se lo sacude
sacarle la cabeza, darle la esperanza de que tome aire,
y volver a introducirlo en el agua.
Nadie quiere leer de saquitos de té en la basura,
de tés amargos, aguados o exóticos.
Me han pedido que escriba del té
y yo recuerdo allá en la cercanía del río,
tomar té,
escuchar las botas acercándose;
sabía a yuyos baratos,
las balas también
baratas,
el piso de tierra...
la ventana tenía el mismo marco de pino.
El marroquí que se esconde en la ducha,
toma té rojo,
mira la tacita apoyada en el piso
y sus ojos oscuros reflejan el agua de mi taza, a mí parada en la cocina,
y una guerra de hormigas en el pasillo.
He bebido el té,
he tragado lo absurdo;
dentro de la taza la soledad es más chica,
dentro del agua caliente la piel no es tan áspera,
dentro de tu garganta los cabellos no parecen de lata.
Fragmentos de “La niña de los cabellos de lata”
Editoral: Puerta Roja Ediciones, 2023
Breve análisis por Eduardo Albuixech:
En las letras de Gabriela, viven muchas mujeres: inquietas, libres, comprometidas con la inclusión social - cultural y reflexivamente irónicas, en el mejor sentido del término.
Su poesía requiere leerla una, dos y muchas veces más para dimensionar el valor que le otorga en su escritura a las metáforas, que utiliza para nombrar, narrar y decir aquello que le atraviesa los sentidos. En ese juego de palabras singular y atrayente ocupan el mismo valor la creación de personajes simples, cotidianos y fantásticos que tienen mucho para decir.
Que reafirmen en estas líneas, que la mente y la creatividad de una persona, pueden y son inagotables. Cuando el arte atraviesa la experiencia vital de un artista, las palabras brotan solas en cualquier lenguaje, para otorgar nuevos sentidos y reflexiones a la apasionante aventura de vivir el presente.