Rugby sin límites: inclusión y diversión en Los Tarcos
/Por Agostina Díaz*
El corazón de la capital tucumana, cada sábado de 10 a 12, en Los Tarcos Rugby Club, (Brígido Terán al 500), se llena de entusiasmo y diversión. Niños, niñas y adolescentes encuentran en este espacio una oportunidad para desplegar sus habilidades y disfrutar de un tiempo recreativo.
Tucumán cuenta con dos clubes que han impulsado actividades recreativas inclusivas: Cardenales y Los Tarcos. En 2019, el Club Cardenales inició un proyecto promovido por jugadores, socios y dirigentes para fomentar la actividad y el deporte inclusivo dentro de la institución. Inspirados por esta iniciativa y tras una jornada con Los Pumpas XV, el club Los Tarcos decidió replicar el modelo. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 frustró el lanzamiento previsto para 2020. Finalmente, una vez controlada la situación epidemiológica, los entrenamientos comenzaron formalmente, dando nacimiento al proyecto Rugby a tu ritmo: Usapucas XV.
“Comenzó como un proyecto de actividades recreativas y deportivas dentro del club, buscando la inserción a la vida social de las personas con discapacidad. Entonces, comenzó a avanzar el interés y las jornadas se convirtieron en trabajo en equipo y, en conjunto con Cardenales, pudimos ver que el espacio es para familiares y amigos de la llamada familia del club”, afirma Gastón Yance, profesor de educación física, socio y jugador del club que, además, está a cargo del proyecto. Recibe a todos los participantes con entusiasmo y agrega: “Todos son bienvenidos, incluidos chicos y chicas de hogares y fundaciones”.
El equipo de entrenadores está compuesto por 11 voluntarios, entre ellos Soledad Contreras, Lucía Contreras, Vanessa Yance, Beatriz Lázaro, Silvia Navarro, Santiago Ponce, Benjamín Jerez, Gabriela Flores, Juanito Gutiérrez, Patricio Varela y Milagros Terán. Ellos son entrenadores voluntarios, además de socios y jugadores del club, como así también padres y hermanos de los participantes. Todos cuentan con conocimientos sobre discapacidad; algunos son profesores de educación física y acompañantes terapéuticos. Reciben capacitación a través de charlas con psicólogos y sesiones vía Zoom organizadas por la Asociación Internacional de Mixed Ability (IMART), en colaboración con Los Pumpas.
“Es un proyecto admirable” comenta emocionada Soledad. Cuenta que el proyecto Usapucas XV comenzó con pocas herramientas y un grupo de valientes que se comprometieron a invitar a niños con discapacidades, facilitadores y voluntarios. “Además, ha abierto las puertas a muchos niños, no solo del club, sino también de hogares con pocos recursos”, agrega la joven. “Ese espacio es hoy un lugar seguro donde se sienten parte de una comunidad familiar.”
Los entrenadores en general están convencidos de que la inclusión es un derecho basado en los principios de igualdad y no discriminación, y que el deporte ofrece beneficios para la salud física y mental, el desarrollo personal y social. Por lo tanto, es esencial garantizar oportunidades para todas las personas, considerando la diversidad de la inclusión.
Actualmente, el programa “Rugby a tu ritmo” cuenta con 30 jugadores de diferentes edades y con diversas discapacidades. Los entrenadores son los encargados de la integración en las actividades, demostrando que todos pueden participar en cualquier actividad. El programa apoya la autodeterminación, promoviendo la pertenencia al club y favoreciendo las oportunidades de inclusión social para todos, desde la empatía y la comprensión de que todos somos diferentes en nuestras características, pero iguales en derechos. Los jugadores son acompañados por su familia, donde juntos comparten horas de vivencias y diversión en un clima familiar que los desafía a superar adversidades y estrechar lazos.
“Para mi hijo es una oportunidad increíble. No quiere perderse ni un solo sábado. Se siente acompañado y forma parte de un grupo maravilloso”, expresa Gabriela, madre de uno de los jugadores.
En este espacio de actividad recreativa los jugadores de Usapucas XV no pagan cuota societaria, y los entrenadores participan ad honorem. Todos los materiales y gastos del proyecto se cubren gracias a las aportaciones de personas que colaboran con el programa. “Este proyecto es el resultado de la unión y el empuje de todo un club, de cada uno de los voluntarios y de las personas que directa o indirectamente han formado parte de él. El proyecto abre caminos, con pequeños pasos, pero firmes”, añade Yance.
“A partir de las actividades recreativas, muchos niños mejoran cuestiones que hacen a la salud, comenzaron a tener más movimiento, mejoraron su estado de ánimo”, comenta Soledad. Dice que a veces llegan enojados o tienen algún berrinche, pero todo pasa más rápido cuando se hace un trabajo en conjunto. “También da gusto ver el progreso de sus capacidades de socialización. Muchos aprenden a compartir entre ellos y con otras familias. Esperan con ansias los sábados, los terceros tiempos o sus festejos de cumpleaños con todo el grupo. Es algo que puede sentirse y que los mismos padres nos comentan, lo cual es muy alentador”, cuenta la entrenadora.
Yance, por su parte, destaca la estrategia del club para enfrentar y reducir los discursos de odio hacia el deporte inclusivo. “Al finalizar el año deportivo, Los Tarcos organiza una jornada tradicional llamada ‘Yo jugué con la primera’. Allí los chicos con y sin discapacidad comparten el mismo entrenamiento junto a jugadores de la primera división del club. Esta actividad es una excelente manera de contrarrestar los discursos de odio y promover la inclusión”, dice el profesor. La jornada se centra en mini partidos de competencia amistosa, donde lo más importante es la diversión y el juego limpio. Además, los entrenadores capacitados garantizan que todas las actividades sean accesibles y seguras para cada participante. Los objetivos de esta jornada son fomentar la empatía y el entendimiento entre chicos con y sin discapacidad, y reforzar valores como el respeto, la igualdad y el apoyo mutuo. Además, sirve como un ejemplo de cómo el deporte puede unir a las personas y desafiar prejuicios y estereotipos.
*Esta nota se realizó en el marco de la optativa “Comunicación y Derechos Humanos” de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).