Harina, manteca y anarquía

Vigilantes, cañoncitos, bolas de fraile. Además delplacer que dan cuando acompañan el desayuno o la merienda, estas conocidas facturas pueden contar una historia de resistencia y de expresión política. Se trata de uno de los capítulos del movimiento obrero en Argentina que vino acompañado con un poco (bastante) de ironía y humor y que llega hasta los mates y el café de hoy en día. 

A fines del siglo XIX las luchas por los derechos de los trabajadores ganaba lugar en las calles. Las condiciones laborales en diferentes sectores se caracterizaban por jornadas de más de 10 horas y sueldos miserables. Y, como el trabajo en las panaderías no era la excepción, los obreros de ese rubro empezaron a organizarse y formaron un sindicato conocido como la Sociedad de Resistencia Cosmopolita de Obreros Panaderos de Buenos Aires. Esta organización social, que nació po  iniciativa de los italianos Ettore Mattei y Errico Malatesta, fue la que realizó, en 1888, la primera huelga como forma de protesta. 

La huelga fue histórica. No solo se sostuvo durante diez días, sino que sus organizadores habían ideado una estrategia para hacer frente al tiempo que durase el paro. Conformaron la “caja de resistencia”, una especie de fondo solidario para que los huelguistas pudieran sobrevivir sin trabajar. Las demandas eran claras: aumento del 30% en el sueldo, pago semanal, un kilo de pan por día para cada obrero y el fin de las jornadas nocturnas. 

Tras conseguir que se cumplieran los reclamos, el éxito de la medida , encendió la chispa e inspiró a otros gremios a organizarse. Pero también fue histórica porque los panaderos sumaron una cuota de humor al combate, ironía social que perdura hasta hoy: hornearon facturas con nombres que ridiculizaban a los poderes que los oprimían. Así, aparecieron los vigilantes (dedicados a la policía), las bombas y cañoncitos (una sátira al ejército) y los sacramentos, suspiros de monja y bolas de fraile (un golpe a la Iglesia).

No solo se trataba de conseguir aumentos de salario: el sindicato se proponía también formar a los trabajadores, difundir ideas, imprimir folletos y, sobre todo, organizar la acción directa. Tanto Mattei como Malatesta eran reconocidos anarquistas y tanto el sindicato como la sociedad de ayuda mutua que fundaron, se basó en los principios anarco-sindicalistas de la acción directa y la huelga revolucionaria. Errico, que vivió en Argentina unos pocos años, fue quien redactó los estatutos que sirvieron de modelo para otras sociedades de resistencia creadas por anarquistas, como los zapateros, los zingueros, los mecánicos o los carpinteros. Por su parte, Mattei había llegado en 1880, huyendo de la represión en Europa. 

La Sociedad Cosmopolita fue la primera sociedad de resistencia obrera de la Argentina. Su secretario-gerente durante nueve años fue Mattei, y desde 1894 publicaron el periódico El Obrero Panadero, que se imprimió hasta 1930, llevando a los hornos ideas que hablaban de derechos, dignidad y revolución.

Hoy, 4 de agosto, se celebra el día del panadero en homenaje al inicio de aquella medida de lucha y reivindicación. Pero también vale recordar que esos nombres son parte de la vida cotidiana de los argentinos, por algo que empezó como una broma sindical. Las facturas entraron en las panaderías, conquistaron los desayunos y meriendas, y hoy —más de un siglo después— siguen ahí como recordatorio de aquella historia rebelde.