Femicidio Iris Medina: "Señores jueces, ni una menos"

Fotografía de Luciana Cocha | La Palta

Cobertura de Luciana Concha

"Yo quiero decir que dije toda la verdad. Nunca hice lo que me acusan. Cuando entré la comencé a llamar, corrí la cortina de la pieza y ahí la encontré. Estaba desesperado. Soy inocente", dijo en sus palabras finales Gustavo Lora. Ni los testimonios, ni las pericias y finalmente, ni el tribunal lo entendió así. “Condenar a Gustavo Lora a la pena de prisión perpetua por encontrarlo culpable de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género”, leyó la secretaria del Tribunal dando por terminado el juicio por el femicidio de Iris Medina.

La mañana empezó con los alegatos de las partes. El primero en hacerlo fue el auxiliar de fiscal Gustavo Alejandro Andole que valoró minuciosamente los testimonios vertidos en el debate oral y público. “La víctima vuelve a vivir con la madre, le manifiesta que tenía una relación complicada con el imputado. La misma tenía rastros de violencia que se le veían en el cuerpo. Se manifiesta que el hijo de Iris le tenía miedo al imputado”, detalló el letrado. Como si fueran pocas las señales de violencia enumeradas, Andole destacó que otras circunstancias que acreditan el hecho es que la víctima solo utilizaba el teléfono celular de su pareja y que la familia no tenía conocimiento de dónde vivía Iris. 

Otro de los testimonios claves fue el de la médica que realizó las pericias que habló de una muerte dudosa. Aseguró que las pericias demuestran que la muerte se produjo con el cuerpo acostado. Afirmó que no había ningún elemento que acredite que Iris se haya quitado la vida. Advirtió sobre las lesiones defensivas. 

A la valoración de estos testimonios se sumaron los del oficial Abregú que al ingresar a la vivienda vio la escalera apoyada en la pared. “Si la víctima si se quiso suicidar no pudo colgarse y cerrar la escalera después”, sostuvo frente al Tribunal. “El imputado nunca llamó a una ambulancia, lo cual llama la atención”, agregó. 

"La familia de Iris me encomendó para que la muerte de Iris no sea una más, sino que se haga justicia", empezó su alegato el abogado querellante Hugo Rosas. "La muerte de Iris Medina no fue un suicidio. Fue un femicidio y el femicida tiene nombre, Gustavo Lora", sostuvo a lo largo de su exposición el letrado que coincidió en la valoración de la prueba con la Fiscalía.

“Iris Medina era una hija de 27 años, tenía un hijo y no usaba celular. Dependía de Lora para comunicarse con sus familiares. Iris no pudo defenderse por su fuerza, tenía un proyecto de vida: construir una casa en la de sus padres. Quería terminar la relación con Gustavo Lora”, indicó Rosas que, además, repasó los testimonios que hablaban de Lora como una persona violenta con que repite patrones. Estos testimonios iban desde los especialistas que participaron de la pericia psicológica hasta la ex pareja del femicida. "Señores jueces, ni una menos", cerró su alegato el abogado representante de la familia.

La sentencia

El lunes, el tribunal sentenció a Gustavo Lora a la pena de prisión perpetua. Lo encontraron responsable de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género (femicidio). Además, los jueces determinaron la prisión preventiva por seis meses para el femicida.