La impunidad de los intocables
/Desde los medios se habla con mucha liviandad, "muy sueltos de cuerpo", como suele rezar la frase popular. Se pronuncian frases que tienen el objetivo de ser complementarias y son fundamentales para entender el porqué, el trasfondo de la cuestión. En la calle se adaptan y se toman como propias. Se habla de temas alarmantes con total normalidad.
Tema Candela. Una situación que mantuvo en vilo a un país, que movilizó personajes famosos y que tuvo el peor desenlace. Se habló en todo momento de bandas de narcos, incluso se los nombró, con total soltura. Están instalados para la sociedad y están instalados literalmente. Son intocables. Se los conoce, pero no se los pena. Un buen periodista hubiese investigado eso antes que publicar las fotos del Facebook de la pobre nena o debatir sobre su virginidad.
Tema Mohamed. El ex director técnico fue despedido de la cancha luego del partido con Boca por la barrabrava que entonaba la marcha fúnebre. Hubo aprietes y el "turco" renunció. No la disfrazó tampoco. Dijo muy clarito, "a mi me echó la barrabrava". Se sabe quién es el jefe de la facción, que incluso hoy amenazó a otros hinchas por Facebook, y todos los que lo secundan. Nadie los toca. Nadie los investiga. Eso sí, viajaron a Japón y nadie sabe con qué dinero.
Es alarmante la liviandad con que se dicen y se toman estas cosas en Argentina. Ya se las siente como propias, como males que no se pueden desterrar. Todos los conocen, nadie hace nada.
Mauro Schrotlin
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