La muerte y el fútbol se siguen cruzando

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Durante unos días los medios de comunicación repitieron los detalles más significativos de Diego Bogado. 36 años, 3 hijos, padre de 4 hijos. Números de una vida que culminó debajo de la tribuna popular de Vélez Sársfield. Mientras las declaraciones de la familia, el club y la hinchada no terminan de dejar en claro cuál era la relación de Bogado con la barrabrava, pocos se animan a conjeturar qué pasó. Hasta ahora, se sabe que un golpe en el pecho fue la causa de muerte. El cómo, el cuándo, el quién, siguen sin resolverse. Las dudas y el fantasma de la violencia y el poder que ejercen los hinchas en los clubes argentinos tiñen los titulares de suspicacias.

La muerte de Bogado remitió inmediatamente al caso de Nicolás Pacheco. El periodista de Racing apareció después de un asado en la pileta del club, su club, en lo que en un primer momento pareció un accidente trágico. Las pericias posteriores indican, sin embargo, que Pacheco no se ahogó, sino que fue arrojado a la pileta después de la golpiza que terminó con su vida. En estos días, después de casi tres meses, se están llevando a cabo las primeras detenciones, con la esperanza de esclarecer qué pasó esa noche entre Pacheco y la gente que lo acompañaba.

Entre tanto, la detención de Pablo Migliori terminó de exponer lo que ya se sabía: que el lazo entre los jugadores y los barras no se limita a los 90 minutos de un partido de fútbol. El arquero de San Lorenzo está comenzando su tercera semana detenido por el encubrimiento de Maximiliano Mazzaro, un barra de Boca Juniors implicado en un asesinato.

En estas condiciones, con lo policial y lo deportivo tan estrechamente unidos, parece que lo único que cabe es esperar un milagro. Quizá lo ocurrido en estos meses no se repita el resto del año. Quizá a la familia de Bogado le puedan dar respuestas con rapidez. Quizá la amenaza que pende sobre el plantel de Independiente si es que descienden sea solo un chicaneo. Quizá el 2013 sea el año de romper los lazos que siguen uniendo al fútbol y a la muerte.

Cecilia Morán

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