La Ruidosa sube el volumen para espantar al acoso callejero

No hay una situación mejor que otra, no hay atenuantes: no existe un horario conveniente, una forma de vestir que resguarde, un camino que sea garantía. El acoso callejero es un fantasma que acompaña a mujeres y a personas del colectivo LGTBI+ en el mismo momento en que pisan el espacio público, sin distinguir su apariencia, sus elecciones, sus reacciones. Y hemos andado tanto tiempo creyendo que así es como suceden las cosas que se necesitan grandes esfuerzos para desnaturalizar ese grado de violencia.

Muy bien: las chicas de Acción Respeto -una agrupación que busca concientizar y combatir el acoso callejero- saben cómo convertir los grandes esfuerzos en fiestas. El festival transfeminista La Ruidosa traerá hoy música y baile, encuentro y abrazo, debate e intercambio. Porque en su cuarta edición no sólo ha previsto una seguidilla de DJs y cantantes en vivo, sino que también el line up propone charlas y un conversatorio, en una mixtura equilibrada de entretenimiento y reflexión.

Agostina Tosi -una de las organizadoras- cuenta que el evento les dará también la oportunidad de anunciar los resultados de una encuesta con la que han medido la frecuencia del acoso callejero en Tucumán, entre otras variables. “Hay mujeres (sobre todo de 45 años para arriba) que aún no consideran que lo que sucede es acoso, o no lo registran como algo molesto; las más jóvenes sí lo definen así o al menos como una situación violenta, que no les gusta”, adelanta la joven.

Ese punto -el de registrar y dar nombre a los micromachismos- sigue siendo uno de los desafíos en la concientización. Cuando se le consulta cómo se hace para que el acoso callejero no parezca algo menor frente a otras aberraciones como los femicidios o los abusos, Tosi responde: “es fundamental advertir que el acoso callejero es una violencia invisible. Forma parte del iceberg de la violencia, en el que los micromachismos son las primeras acciones muy enraizadas en la sociedad a partir de las cuáles se produce una escalada que puede terminar en grandes horrores. Por eso es importante educar, problematizar y desnaturalizar, eso es lo que nos llevará a la toma de conciencia”.

¿Y esto cómo se logra? Entre las actividades regulares de Acción Respeto, cuenta Tosi, está la de dar talleres en instituciones públicas y privadas. Pero también lo que este y otros espacios similares vienen exigiendo es que el tema comience a formar parte de políticas públicas. “En Tafí Viejo, por ejemplo, algunos comercios funcionan como refugios a los que las mujeres pueden recurrir y pedir ayuda en caso de que estén atravesando una situación complicada”.

“Otras decisiones políticas que servirían son las de iniciar campañas para informar, para que se deje de llamar piropo al acoso. La gente piensa que creemos que el piropo no existe: existe, pero tiene otras características -agrega-. También sería interesante que exista un protocolo de actuación en lugares de acceso público, como bares o estaciones de servicio, cuyas empleadas están expuestas a muchas situaciones de acoso y violencia”.

Gran previa

Una de las charlas de la tarde será, justamente, “Identidad de género desde las políticas públicas”. La programación, dice Agostina, está pensada en función de los temas de los que todavía falta hablar: se han descartado aquellos ya recorridos en otras ediciones u otros espacios, y se han priorizado los que traen novedad y coyuntura. Por eso, el contexto latinoamericano y el rol del transfeminismo en él será objeto de una exposición.

“En materia de género y de identidad sexual, Latinoamérica se ha caracterizado siempre por llegar tarde. Las mujeres estamos un paso adelante del Estado con nuestros reclamos y luchas. Eso también ha hecho que nuestro papel sea el de ocupar las calles y poner el cuerpo. Tiene que ver con una Latinoamérica que desoye las necesidades de un pueblo que reclama derechos. Y ya sabemos todas que el simple hecho de ser mujeres nos hace más vulnerables”.

La puesta en discusión de estos temas son la excusa, dirá también Tosi: lo que más se propone La Ruidosa es reunir, brindar la oportunidad para que diferentes personas y colectivos se encuentren cara a cara y conozcan uno del otro. “A veces sucede que nos cruzamos sólo en las marchas y no generamos espacios para debatir qué pretendemos y hacia dónde vamos -reflexiona sobre esta fiesta, que funcionará como una gran previa al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres-. Queremos reconstruir, pero también construir nuevas formas de andar y militar”.

El festival es de acceso libre y gratuito, y un espacio cuidado, libre de violencias. Se realizará desde las 16 en Santos Discépolo (La Rioja 219).