“Conectar con la música, es conectar con la comunidad”

Foto de María Alzamora

Clara Peya llegó a Tucumán un jueves de comadres. La recibieron con cariño y admiración artistas tucumanas que gestionaron un piano, un concierto en el Centro Cultural Virla y una escapada al Carnaval de Amaicha.

Pianista y compositora española, Clara tiene una gran trayectoria en su actividad musical, y es reconocida en muchos lugares por su activismo y compromiso social.

Musicalmente, es orgullosamente inclasificable. Transita el jazz, el pop y la electrónica, manteniendo siempre como centro de gravedad el piano.

Su producción recorre diferentes caminos y formatos. En cada uno, proyecta sus ideas y propicia el trabajo colectivo y horizontal de los equipos que elige y la eligen. 

El próximo sábado 17 presentará Piano Solo + Invitadxs, en el Centro Cultural Virla, un concierto inédito en el que realizará un recorrido por su discografía y contará con la participación de artistas locales de diferentes disciplinas. 

Yo veo aquí que la gente es mucha más tierra, más fuego, mucho más intensa, más abierta, amable, comunitaria, tocona, ¿no? Son cualidades que me interesan y me gustan todas.
— Clara Peya

Es la primera vez que viene al norte del país, que habita estos abrazos de verano, y que planea una cita con el público tucumano.

Nos encontramos para charlar, para conocer sus proyectos, sus ideas, sus luchas. En fin, para acercarnos a su universo y recibirla en el nuestro.

¿Qué esperás de tu estadía y tu presentación aquí?

CP: Voy a presentar un concierto de piano solo, pero habrá artistas tucumanes invitades y eso me parece muy interesante. Porque el encuentro implica mezclar dos culturas y mezclar muchas maneras diferentes de ver al arte. Es un desafío compartir mi música fuera de mi espacio de confort, de España y Europa, que son lugares mucho más cerrados, más académicos, más controlados. Yo quería venir y ver cómo funciona aquí esta propuesta, cómo se me va a ver o se me va a definir desde los ojos y las necesidades de esta cultura y de esta sociedad. Cómo sonará, cómo se verá, cómo impactará.

Porque yo veo aquí que la gente es mucha más tierra, más fuego, mucho más intensa, más abierta, amable, comunitaria, tocona, ¿no? Son cualidades que me interesan y me gustan todas.

¿Y cómo es tu trabajo allá, por qué crees que será tan diferente?

CP: Yo me he criado allí y tengo, infelizmente, las carencias que se tienen allí. Creo que somos gente muy rota y muy incompleta.

Con personas cercanas, hace años que trabajamos el concepto de comunidad, de envejecer colectivamente, de generar redes entre nosotras, porque hay muchísimo individualismo y también posibilidades económicas muy diferentes. Entonces cuesta mucho compartir. Una cosa que siempre pienso es que si tú tienes de todo, no hace falta que salgas a la calle, pero cuando te faltan cosas, sales a la calle y encuentras lo que necesitas porque a las otras personas también les faltan cosas y, bueno, se construye entre todas.

¿Cómo se relaciona ese sentimiento político y colectivo con tu música y tu actividad artística en general?

CP: Una cosa que me cuesta mucho es que el piano es mi vida, es la cosa que más me gusta del mundo, pero sé que es súper elitista. Es un instrumento que no sale a la calle, que no te lo puedes llevar a una manifestación, al parque o a un bar a tocar con tus amigas. Es un instrumento muy solitario.

Entonces, ponerlo en diálogo con otras disciplinas me parece muy interesante. 

Además, entiendo ahora, y he tardado un tiempo en entender esto, que mi cuerpo en el escenario, tocando el piano, es un acto político. Porque es un cuerpo con una expresión de género no normativa, tocando un instrumento asociado a cierto tipo de personas, con un cierto tipo de físico, un cierto tipo de comunicación. Romper con eso, para mí ya es algo político. Poner cualquier cuerpo en el escenario es político, pero si yo hago rap, es menos político que si me pongo a tocar el piano. Porque seguro es lo que se espera de mí, ¿no? Que rapee o que toque la batería. Muchas veces me lo han dicho. 

Foto de María Alzamora

Y bueno, para mí poner el cuerpo es importante en cualquier lucha.

¿Y en los otros proyectos?

CP: En la banda yo hago canciones y escribo letras. Entonces es mucho más concreta la política que puedo hacer, porque es mucho más directa.

Yo cojo un tema y el tema tiene unas palabras, y eso hace que en general quede mucho más claro el concepto. 

¿Y cuál es tu actividad con las artes escénicas?

CP: Hice bandas sonoras y también he puesto música a muchísimos proyectos de circo, de teatro, de danza contemporánea. Concretamente a 39, porque yo lo cuento todo (risas). Además, con mi hermana, que es coreógrafa y bailarina, tenemos una compañía en la que hibridamos lenguajes, estamos en la búsqueda de la hibridación. 

Ahí hemos tocado temas como salud mental, género, violencia sexual, libertad de expresión, suicidio, ahora estamos haciendo adicciones… O sea, siempre son temas incómodos, ¿no?

Porque poner temas incómodos encima de la escena, encima de la mesa, habilita a hablar colectivamente de ello. Una de las cosas que me gusta mucho es que siempre después de las funciones hacemos un coloquio con el público. No hay pausa. Termina la función y luego hablamos de lo que han visto, de cómo se sintieron… Y esto te lleva a trabajar con muchos colectivos vulnerables, a ver otras realidades e intentar encontrar los puntos de unión más que de fuga. 

En Tucumán, Andrea Barbá y Caro Martínez, tejieron las redes y armaron un equipo artístico y de gestión para que todo salga bien en la presentación del sábado ¿Siempre que viajas buscas esa forma de trabajo?

CP: Mi forma de trabajar siempre ha sido horizontal. De hecho, en mi último disco, Corsé Periferia, justamente hablo de toda la gente que no está en el escenario, de lo que se ve y de lo que no se ve. Es lo que pasa en las ciudades también: lo que se ve son las cosas bonitas y lo que es periférico se esconde. Entonces mi filosofía es un poco horizontalizar las cosas. Humanizar a todas las personas todo el rato.

Porque todo funciona porque hay un equipo. Porque para mí conectar con la música, es conectar con la comunidad.

En mi caso es muy claro, yo hago canciones con letra que no puedo cantar. Yo necesito realmente que alguien lo haga y eso ya nos pone en un lugar de compartir desde una horizontalidad. Esto ha sido muy interesante para mí, porque ha hecho que yo saliera del yo para entrar en el nosotros, nosotras. Entonces se construye una forma colectiva de funcionar, no es yo decidiendo y mandando, sino que, si bien yo soy la responsable de este proyecto porque es el mío, vamos a hacer que esto sea posible entre todas

Contanos un poco más de la presentación en el Virla

CP: Bueno, aquí habrá alguna colaboración vocalista y también de danza contemporánea. Y lo que voy a hacer… ¡pues es que no lo sé! Yo trabajo mucho con la improvisación. Es decir, sí, estaré yo con el piano, pero cada concierto es un viaje especial con las personas con las que comparto en el escenario y con el público. Si tú estás escuchando al público, el viaje es siempre diferente. Depende mucho de esa capacidad muy difícil de salir de ti para ver lo que está sucediendo, la interacción. No sólo lo que tú estás ofreciendo, sino lo que te están devolviendo. Y ahí yo creo que entra la magia, porque si lo sabes escuchar, siempre da a cierto.

Clara Peya se presentará el sábado 17, a las 21, en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265). 

Para comprar entradas, comunicarse al 3815524760 o al 3814027616