“Dejá nomá”: humor tucumano, ácido y sin filtro
/Foto: Gentileza Agustina Carrizo
Juliana González vuelve al escenario. Vuelve picante, amorosa y reflexiva, mira fijo y sirve un humor tucumano que no se regodea en la tonada local, sino que explota el doble sentido, las malas mañas y la picardía. Vuelve con la impunidad criticona de la señora que sabe cosas porque mucho ha recorrido, y la gracia de quienes nunca dejarán de jugar y reírse de sí mismos. Vuelve con una segunda función de su nuevo espectáculo, Dejá nomá porque en la primera, llenó el Rosita Avila de gente y carcajadas.
“El estreno de este show fue el 11 de mayo y ha salido hermoso, orgánico y muy divertido. La gente estaba muy plena, lista para reír " cuenta orgullosa la actriz y comediante tucumana que desde hace más de 10 años produce, enseña y gestiona espectáculos de humor en la escena tucumana.
En Dejá nomá, Juliana despliega una variedad de recursos y aborda con certeza cada uno de los momentos del show. El nombre es contundente y reúne las características que la comediante buscaba: “Quería que sea corto, pegadizo, ambiguo, que convoque, y que genere identificación. Dejá nomá.” Lo repite varias veces, se ríe, y explica haciendo voces: “Son dos palabras en una combinación medio jocosa, divertida, que puede decir un montón ¿no? Se puede usar más formalmente, como ‘no, no, ya me encargo yo amiga, dejá nomá’, o como algo sarcástico, como cuando decís ‘si lo vas a hacer así, dejá nomás’. Abarca dos polos muy opuestos y eso me parece muy atractivo, sobre todo porque aquí, todos sabemos y usamos ese doble significado”. El aquí y el todos, resultan evidentes. El humor, las formas de ser, las experiencias, las costumbres y las expresiones propias de las y los tucumanos, son materia prima para la comedia de Juliana Gonzalez. “Este espectáculo es para Tucumán, es principalmente para el público tucumano, para que la gente se ría y se sienta identificada con todo esto que somos. También permite reflexionar ¿de qué nos reímos? Y es interesante pensarlo, porque creo que muchas veces nos reímos de nosotros mismos”.
En este nuevo espectáculo no solo marca un cambio de tono respecto a su obra anterior, #Intensa, sino que está atravesado también por una necesidad de decir otras cosas, con nuevas herramientas y explorando otros tipos de abordajes para humor. “Fue todo un proceso en el que pensé mucho qué decir y cómo decir todo lo que venía pensando. Porque, entre otras cosas, quería salir del humor tucumano más reconocible. Quería algo distinto, que hable de otras cosas, que no reproduzca lo mismo de siempre”. En una escena humorística tucumana que ha crecido mucho, pero que muchas veces repite fórmulas, Juliana apuesta por correrse del lugar común y se pregunta “¿qué otras cosas se pueden decir desde el humor tucumano, sin caer en el sánguche milanesa, la empanada o del Oficial Gordillo?”. La respuesta es corta y contundente: “Un montón de otras cosas, esta provincia es super rica culturalmente”.
Juliana no solo piensa en lo que pasa en escena, también observa con atención cómo crece la escena del stand up en la provincia. “A mí me parece que Tucumán va por un muy buen camino en materia de stand-up. Hay que ser persistente, hay que seguir, seguir y seguir. Si la sala no se llenó, hacemos humor para 20 personas, si la sala se llenó hacemos humor a sala llena”, dice con la certeza de quien hace años viene sosteniendo espectáculos desde el esfuerzo y el deseo. Reconoce que todavía pesa una lógica porteñocéntrica que hace que el público elija mucho más a comediantes de afuera. Sin embargo, confía: “Acá tenemos grandes comediantes y la rompen, la descosen, salís con la cara hinchada de reírte y eso está buenísimo”.
Y es justamente esa hinchazón en la cara, ese cansancio de tanto reír, lo que confirma que el trabajo llegó a donde tenía que llegar. “Una amiga mía me dijo después de terminar el show en el (teatro) Rosita Ávila que se fue al baño y que había unas chicas que habían entrado al baño para limpiarse la cara, para volverse a pasar el rimel porque estaban como con los ojos vidriosos porque se habían cagado de la risa toda la función. Y bueno. Una señal de que el público se divirtió mucho, y yo con eso ya me quedo tranquila, contenta y orgullosa de todo el laburo que venimos haciendo hace un montón de años”.
Detrás del escenario, también hay una trama de trabajo compartido y de confianza profunda. Junto a Juliana, la producción de Dejá nomá está en manos de Carolina Bloise, amiga y compañera de aventuras. “La Caro es mi hermana de la vida”, dice Juliana. Se conocieron hace años y construyeron un vínculo creativo que se sostiene en la admiración mutua, el humor compartido y una forma intensa de trabajar. “Juntas hacemos toda una agenda de trabajo, tomamos en serio toda la parte de redes porque sabemos que es importante. Pensamos, escribimos, elegimos, planificamos, hacemos jornadas de grabación, editamos… bueno, ella. Yo no edito”, se ríe. Esa sociedad, entre la cabeza y el corazón, entre el oficio y el afecto, es una parte clave de lo que hace que los espectáculos de Juliana no solo lleguen a escena, sino que también lleguen al público.
La próxima función es el viernes 23 de mayo a las 22 horas en la Sociedad Sirio Libanesa, Maipú 575. La cita es para reírse y también incomodarse un poco, pero si no te gusta… deja nomá.