Lectura de domingo: La espera

Miguel Santillán 
(San Miguel de Tucumán, Tucumán, 1963)

Sobre el autor

Foto de ítalo Lautaro Vaca Navarro | La Palta

Es un escritor y narrador oral de cuentos, que desde como se nombra ya comunica. Su nombre completo es Carlos Miguel Santillan, pero él reconoce que "nunca le gustó el nombre Carlos", así que prefiere que le digan simplemente Miguel. 

Vivió su infancia institucionalizado en "Casa Cuna" y  "Hogar Eva Perón" hasta los 11 años de edad. Su familia en el presente la conforman Claudia - su esposa hace 37 años, sus tres hijas y nietos. 

Miguel es trabajador del Estado en el Ministerio de Educación donde se ha desempeñado en múltiples roles como: personal auxiliar, y en este último tiempo con profundo compromiso como Capacitador docente en "Tradición oral indígena" y Tallerista de "Narración oral de cuentos" en escuelas de nivel inicial, primarias y secundarias de todos los rincones de la provincia. Fue referente del espacio literario "Cuento con vos" hasta el año 2023. 

Coordina e impulsa en su casa el espacio "Atrapacuentos" destinado a la comunidad.

En su hacer autodidacta, de minuciosa  observación de los contextos y vivencias que lo atraviesan ha escrito los libros: "El color de las cosas simples" Monoambiente Editorial, "Días de barro" Duplex Editorial y "Universos" Llama Blanca Editorial. Actualmente se encuentra escribiendo su cuarto libro que saldrá a la luz en el mes de julio de 2024. 

 

Ilustración de La Palta

La espera

Se durmió el changuito. No le molestan los mosquitos ni el viento. Sus manos aún tienen el tinte verde del pasto recién cortado. No pudo oír que el vaso plástico en donde puso agua para tres se volcó por el perro curioso que tenía sed. 

Ya en el sueño, corre, salta, atrapa, patea, ríe, llora y come. Espera. Siempre espera. Sus manos debajo del verde pasto aún tienen el oscuro trajinar de la basura que rescató para sus monedas. Sueña. Sueña con su hermanito de cabellos enredados y ojos pardos, junto a su hermana que le cedió la almohada. Corren. Vuelan. Con sus pies descalzos. 

-¡Allá van los Reyes en sus camellos!- los quieren alcanzar, gritan. 

-¡Aquí estamos nosotros, somos tres hermanos!- pero los Reyes no los escuchan y se van.

Ríen, ríen. tanto que dejan ver sus dientes picados. 

Una luna para tres es lo que rescataron. Colgada del último pedazo de cielo azul. Un rato la carga él, otro rato sus hermanos. En ella se trepan y se van de viaje muy lejos del pobre rancho. La magia del globo blanco. 

Lloran. Lloran porque el sol ya les calienta el patio. 

El pasto sigue ahí, junto al vaso volcado. Aparte de la luna en sueños, no les dejaron nada. Nada que tenga ruedas, ni colores, ni tamaños. 

-Te he dicho que no llegan si no les ponemos zapatos. 

-Y bueno, si no tenemos... 

-No me importa- contestó el mayor- no vamos a andar robando.

Con la bolsa en su espalda va el changuito. Frente a él, muchos chicos jugando. Es una mañana plena de colores ajenos. Ahí en el contenedor, junto con otras manos van a escarbar las sobras, y tantas cosas olvidadas. Lo que encuentre, más tarde serán monedas para el pan o el puchero flaco. O,  tal vez, para comprar la luna y salir de viaje con ella muy lejos del basural. O mejor, comprarían un barco todo blanquito para navegar por las aguas achocolatadas, en donde sobran los peces, y recorrer el camino de la esperanza.

No llegaron, no vinieron, no quisieron o no pudieron. ¡Qué invento ese de los Reyes Magos! Hace que el pobre siempre viva esperando.

Cuento del Libro: "Días de barro"
Duplex Editorial (2021)


Breve análisis por Eduardo Albuixech:

Miguel Santillán, escribe a sus lectores con la infancia y la nostalgia en el puño de la mano, cómo quien busca resignificar lo vivido, pero nunca olvidarlo. 

En sus palabras no solo florecen vivencias cargadas de amor, alegría y dolores, sino una profunda conciencia social por los más débiles. Ha transitado su "aquí y ahora" de vida, mirando, observando; pero por sobre todo empatizando con las otredades. 

Sus personajes son simples, cotidianos, pero profundos a la vez. Logra en sus cuentos hacer que le pongamos voz, rostros y colores a esos seres que atraviesan sus historias cargadas de sentimientos, valores y enseñanzas. Sin dudas, cada una de esas historias, es un poco indagar en el corazón de este autor, que no le es indiferente la exclusión social en sus múltiples formas posibles. 

Transitar sus cuentos es una acción individual a los sentidos, que nos interpela en lo más profundo a pensar que venimos al mundo a amar, a convivir y a luchar por la igualdad de derechos y oportunidades. 

Espero que al finalizar esta lectura de domingo, hayan abrazado al niño que fueron,  al adulto que son hoy y a las personas cotidianas que marcan sus vidas. Porque eso hace Miguel en cada oración.

No se puede ser indiferente a sentir, luego de haber escuchado o leído lo que a este escritor le brota con dignidad y calidez humana.