El deporte combate los flagelos sociales

Una de las experiencias más lindas de la vida es poder trabajar de lo que a uno le gusta. Esto se multiplica cuando el trabajo consiste en ayudar a otros y se hace infinito cuando los beneficiarios de la labor son niños. Este es el trabajo que se realiza día a día en la fundación Manos Abiertas de Tucumán, una organización instalada desde 1996 en la provincia, con la misión de mejorar la calidad de vida de los niños, niñas y familias en situación de vulnerabilidad, como así también promover sus derechos y poder contribuir en la integración social de todos ellos.

A las diversas actividades que se realizan durante el año se les sumó un nuevo proyecto. En esta oportunidad el medio de inserción es el deporte, particularmente el fútbol. Esto se debe a que con sus respectivas normas y reglas, sirve para educar conductas como el compañerismo, el respeto, la dedicación y el esfuerzo, que pueden ser proyectadas a la vida particular de las personas. Además, el fútbol forma parte de la cultura popular y se juega desde la cuna, por lo que resulta más fácil atrapar el interés de los chicos.

En la tarea participan ocho profesores de educación física, que trabajan con niños de diversas edades en los barrios más carenciados de la ciudad: Capitán Candelaria y El Palomar, de Banda del Río Salí; Barrio Antena de Alderetes; Villa 9 de Julio; El Sifón; Los Vázquez; 11 de Marzo; Villa Angelina y Villa Alem, correspondientes a la capital tucumana. Coordinados a su vez por el profesor Ariel Santillán, estos profesores planifican actividades específicas del futbol destinadas a dos grupos:  los más pequeños de 8 a 10 años y los más grandes, de 11 a 13 años. Cada uno recibe dos estímulos semanales en sus respectivas canchas y a fin de mes todos los barrios se juntan en un predio deportivo a jugar un campeonato establecido en siete fechas.

Feliz por el trabajo realizado, el profesor de El palomar, Mariano Lanieri relató que “las actividades en cada barrio son de contenidos propios del fútbol para mejorar las habilidades individuales y, dicho de paso, su acervo motor, que es hablar de su cuerpo y su estado motriz. Además, buscar el mejor equipo para el partido del campeonato, que más que nada sirve de motivación para que los chicos asistan al encuentro semanal".

El proyecto nace del convenio entre la fundación, la UNT y la UNSTA, junto a la Universidad de Extremadura, España; que junto al esfuerzo de los docentes ponen en marcha la tarea. A pesar de que el municipio de cada barrio no tiene participación, el CIC de cada zona está al tanto de lo realizado y brindan su colaboración. Una de las realidades que se vive en cada entrenamiento es que los chicos deben jugar en canchas improvisadas, cubiertas de basura y pasto largo, pero sus ganas de poner a rodar la pelota supera todos los obstáculos. Y para los “profes” el objetivo de colaborar con mejorar la calidad de vida de los niños afectados, ocupar su tiempo libre y mantenerlos alejados de los flagelos sociales supera cualquier dificultad.

Entre tanto deporte, también se realizan chocolatadas entre los chicos para afianzar el compañerismo. Tardes compartidas y risas que contagian permiten olvidar, al menos por un par de horas, las realidades que rodean la cancha. “Lo más lindo del proyecto, a nivel personal, es saber que uno está ayudando a que un grupo de chicos puedan alejarse del flagelo de la droga, que es lo más notable en el barrio y está al acecho de ellos como principales consumidores”, comenta el profesor Lanieri.

Seguramente ver sonreír a los chicos, brindar charlas que los motive a seguir transitando la vida, generar lazos de amistad y enseñar un deporte que les ayude a sociabilizarse y descubrir una pasión, es motor suficiente para que cada profesor asista con alegría y ponga lo mejor de cada uno en estos emocionantes encuentros. “Más allá de toda la entrega, lo que uno recibe de ellos es increíble, como el abrazo incondicional cuando llegas y el saludo de esperanza de que vuelvas al día siguiente. Pero sobre todo poder generarles algo de alegría y gozo, siendo que padecen el agobio del maltrato y violencia todos los días”, finaliza emocionado Mariano.

Para colaborar con esta y otras actividades de la fundación Manos Abiertas, como voluntario, podés contactarte a los teléfonos 155044474 o 155711346, también por facebook en “Fundacion Manos Abiertas”.

Delfina Campero

dcampero@colectivolapalta.com