En busca de la verdad

Fotografía de Javier Sadir | Colectivo La Palta

Fotografía de Javier Sadir | Colectivo La Palta

El próximo 8 de abril se cumplirán los dos primeros meses de audiencia del juicio que tiene en vilo a todo un país, en donde se busca conocer la verdad de lo que pasó con María de los Ángeles Verón. Ya dieron su testimonio alrededor de 20 testigos, por lo que falta escuchar lo que tienen para decir más de 140 personas que aseguran haber visto a Marita u otros que tratarán de defender a los 13 imputados en esta causa. Esta semana fue corta y contó con solo dos jornadas de audiencias, siendo el martes 3 de abril uno de los días más importantes debido a que se cumplieron 10 años de la desaparición de Marita. El recinto contó con la presencia de diferentes personalidades a nivel nacional, tales como la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Rosinblit; Tati Almeida, de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora; Carlos Pisoni, de la agrupación Hijos; y Eugenia Vázquez, del Programa Nacional de Lucha contra la Impunidad, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. También estuvieron acompañando a Susana Trimarco y su familia miembros de la Asociación de Familiares de Desaparecidos de Tucumán (Fadetuc); HIJOS Tucumán; la diputada María Luisa Storani, el diputado Horacio Pietragalla y la ex diputada Vilma Ripoll.

Fueron muchos los que se hicieron presentes en el Palacio de Tribunales de Tucumán, donde escucharon el testimonio de una de los principales testigos de este juicio, Fátima M., quien relató haber visto a Marita en la casa del barrio Feput de Daniela Milheim, una de las imputadas más complicadas, donde “estaba encerrada en una habitación, como adormecida”. La testigo, quien comenzó trabajando como niñera en casa de Milhein y luego fue secuestrada para ser trasladada a La Rioja para la explotación sexual, fue la primera joven que vio a Marita días después de su secuestro en el año 2002.

Fátima M. manifestó haber conocido proxenetas en la casa de Milhein, reconociendo que en ese lugar también se hizo presente Rubén “la Chancha” Ale, quien designaría los lugares a los que las chicas secuestradas irían a trabajar. Al igual que Fátima, muchas otras víctimas mencionan al ex presidente del Club San Martín como parte de la red de trata, aunque todavía éste no fue imputado en la causa. La testigo, que en ese año era menor de edad, también contó cómo trabajaban Daniela y sus hermanos. “Milhein llevaba a las chicas a la casa en su auto o en el del hermano. Un Suzuki bordó o Corsa blanco”, dijo Fátima, quien también comentó cómo estos obligaban a las víctimas a que aprendan nombres falsos, DNI e historias ajenas, para poder cruzar la frontera, haciéndose pasar por mayores de edad que querían trabajar por su propia voluntad.

Además, en esa jornada se dio a conocer que los hermanos Gómez estaban habitando una casa a dos cuadras de la de la familia Verón, y Susana Trimarco manifestó que éstos pasaban por el frente gritando cosas tanto a ella como a su nieta Mica, por lo que el tribunal tuvo en cuenta el pedido cautelar de la Dra. Inés Avellaneda, defensora de menores, decidiendo que Gonzalo Gómez deberá mudarse a un radio de 10 cuadras y no podrá acercarse a la familia Verón.

Cuando se dio punto final a las declaraciones de Fátima M., fue el turno de su madre, Adriana M., quien relató el sufrimiento con el que carga desde el día en que su hija fue secuestrada. La mujer se mostró en todo momento muy nerviosa y asustada debido, según manifestó ante el tribunal, a que constantemente recibió amenazas por parte de los hermanos Milheim, incluso hasta el día de su declaración. “Cuando Daniela Milhein tenía a mi hija, me decía que yo era una pobre infeliz y que no iba a poder hacer nada”, relató con voz temblorosa; y manifestó que mientras Milhein tenía a su hija en su casa, la policía de la Comisaría 5º lo sabía pero no hizo nada.

Por otro lado, Adriana contó el sufrimiento de toda su familia a partir del rescate de su hija, el hostigamiento constante por parte de los proxenetas y el dolor de ver a Fátima luego del secuestro, pues una victima de trata sufre para toda la vida, ya que los golpes físicos desaparecerán con el tiempo, pero el sufrimiento psicológico queda para siempre. Por ello remarcó el acompañamiento de la fundación María de los Ángeles en todos estos años, tanto para su hija como para sus dos nietos, siendo que la pequeña necesita tratamientos médicos por haber sido gestada mientras Fátima era obligada a consumir drogas, lo que le causó malformaciones.

El tribunal decidió continuar con las audiencias de este histórico juicio el próximo martes a las 8:30 h, cuando continúen desfilando la gran cantidad de testigos que están citados para conocer la verdad de lo que pasó con Marita y para que los culpables reciban la condena que merecen.

Delfina Campero

dcampero@colectivolapalta.com.ar