Universidad que vulnera derechos
/Artículo 172 – Capacidad. Prohibición de trato discriminatorio. La mujer podrá celebrar toda clase de contrato de trabajo no pudiendo consagrarse por las convenciones colectivas de trabajo, o reglamentaciones autorizadas, ningún tipo de discriminación en su empleo fundada en el sexo o estado civil de la misma, aunque este último se altere en el curso de la relación laboral.
En las convenciones colectivas o tarifas de salarios que se elaboren se garantizará la plena observancia del principio de igualdad de retribución por trabajo de igual valor
Principios del Derecho Laboral Argentino.
Desde 2011, Érika Moeykens trabaja como abogada en asesoría letrada de ASUNT. Este organismo de la Universidad Nacional de Tucumán toma a los profesionales a partir de un contrato de trabajo. Contratos que deben renovarse.
Érika quedó embarazada. Son trillizos. Y lo que antes era simple en su vida, ahora se triplica.
Érika presentó su certificado de embarazo el 16 de diciembre de 2013 en ASUNT. A eso le sumó un “telegrama obrero” que certifica el embarazo. Además, Erika está llevando a cabo un tratamiento de fertilidad hace más de medio año que es pagado, en parte, por la obra social universitaria. Por lo tanto, están al tanto de la situación.
ASUNT le respondió que el día 20, del mismo mes y año, no fuera a trabajar. El contrato no se renovó.
La situación dejó en desconcierto a Érika y su familia. No solo estaba violándose uno de los principios del derecho laboral a la “no discriminación e igualdad de tratos”, sino que además se trataba de una trabajadora embarazada de trillizos, despedida dentro de la Universidad Nacional de Tucumán. Así, se violaron artículos de la ley de contrato de trabajo que resguarda la estabilización de la mujer embarazada siete meses y medio antes y posteriores al parto.
Érika fue a la Justicia. Presentó un amparo y se realizó una movilización en el rectorado. Esto llevó a que la universidad la convocara a negociar un nuevo contrato. Las cláusulas eran que Érika no cumpliría ningún tipo de función ni en su oficina de Asesoría Letrada ni en ASUNT, sino que quedaría a disposición del rector haciendo cualquier tarea, y no una tarea relacionada con su profesión. También se le exigía que renunciara a los procesos judiciales iniciados. “... eso se puede negociar, lo de renunciar a un proceso. Pero no sólo eso sino que renuncie a mi derecho. Renunciar a mi derecho y no solo al proceso, significa que estuve loca y nunca hubo ni una discriminación ni una violación a la ley de contrato de trabajo”, expresa Érika Moeykens en referencia a la propuesta de la universidad. Además el primer arreglo era por seis meses, por lo que no cubría todo el embarazo. Por ende, no se llegó un acuerdo.
Érika continúa con el amparo y solicitó una audiencia de conciliación para negociar con la universidad dentro de la Justicia.
“Al parecer hay unas cuestiones políticas internas ahora que se vienen las elecciones. El presidente de ASUNT apoyará un candidato o no, pero uno es usado en función de estos movimientos políticos”, comenta Érika a La Palta. El absurdo es evidente, de parte de una universidad nacional que forma profesionales y deja en la calle a una mujer embarazada de trillizos. Una universidad con estudiantes que tuvieron como lema durante la toma universitaria de los últimos meses de 2013 la lucha contra la violencia de género y exigieron a las autoridades la conformación de una comisión de género dentro de la institución.
“A mí me duele mucho no poder disfrutar del embarazo. Primero porque ha sido un embarazo muy pensado y deseado, con un tratamiento y todo. Planificado en base a determinada situación”, expresa Érika, y agrega que “simplemente por acomodos políticos te saquen de esa situación me lleva a seguir con esto. Es un derecho no sólo de las personas embarazadas, sino de todos”.
Javier Sadir
jsadir@colectivolapalta.com.ar