Aída Correa: la realidad de las mujeres en Tucumán

Fotografía de Valentina Becker

Fotografía de Valentina Becker

Aída Correa tenía 35 años y cinco hijos. Estaba separada de su marido y vivía con su madre en Las Mesadas, El Cadillal. Ella limpiaba los baños de un club donde se realizaban bailes de carnaval y el día que fue asesinada volvía de trabajar. Aquel 6 de febrero de 2012, Aída se había encontrado con su novio Horacio Ángel Marelli en club bailable. Según la investigación, tras una discusión con su pareja, Aída abandonó el club y, al siguiente día, apareció muerta en un canal de riego cercano al Río Loro. De acuerdo con la etapa de instrucción, llevada a cabo por el fiscal Guillermo Herrera de la décima Nominación, Aída fue violada, golpeada y asesinada por asfixia. Al tomar como imputados a Marelli, novio de la víctima, y a su amigo Aldo Rubén Rodríguez, la muerte de Aída es considerada un posible femicidio.

“Ella era víctima de violencia previa al asesinato. Este caso es uno de los femicidios más crueles de Tucumán. Aída no había realizado la denuncia, como le ocurre a la mayoría de las mujeres del interior de la provincia que no tienen a donde recurrir”, dijo Vicky Disatnik, integrante de la Casa de Mujeres de Norma Nassiff. El juicio por el femicidio de Aída inició el pasado martes 28 de julio con solamente dos acusados. Durante el inicio de la audiencia los abogados defensores de los imputados plantearon el desconocimiento de la causa y solicitaron una prórroga para estudiar el expediente. “Por lo tanto empezamos mal, porque es un juicio que tiene tres años y medio”, aclaró Disatnik. El tribunal está presidido por Emilio Páez de la Torre, quien solicitó de entrada la declaración de los acusados. Si bien el ex novio de Aída optó por el silencio, el otro imputado, Rodríguez, pidió disculpas a la familia “por la situación que están pasando”. Además, el imputado no supo explicar por qué en el cuerpo de Correa se encontró ADN de él y argumentó su inocencia al explicar su retiro temprano del club bailable.

Por su parte, la familia de Aída Correa exige el avance de la investigación y sostiene que en el crimen participaron, al menos, tres personas más. “Esperamos que sea una condena ejemplar porque entendemos que esto puede ayudar al movimiento de mujeres y a la familia de Aída a encontrar algo de justicia para una muerte tan terrible”, dijo Disatnik. Así, la familia Correa espera la cadena perpetua ante el delito de violación seguida de asesinato. “Esperamos la condena máxima para todos estos asesinos. Sabemos que no vamos a recuperar a Aída pero queremos que paguen por lo que hicieron”, declaró Elba Ledesma, tía de la víctima, al portal de noticias Primera Fuente.

Por este motivo, la Casa de Mujeres de Norma Nassiff convocó a  una concentración en la puerta de los tribunales penales mientras se llevaban a cabo las dos primeras audiencias. Además de exigir la máxima pena para los culpables, las mujeres de Norma Nassif pidieron, una vez más, por la declaración de la emergencia en violencia sexual y doméstica. “Nosotras hemos peleado, y lo venimos planteando desde hace siete años, para que la provincia declare la emergencia. Esto incluye el femicidio en primer lugar y las violaciones callejeras”, afirma la integrante de la Casa de Mujeres.

La falta de presupuesto para la instalación de refugios, por ejemplo, lleva a que en Argentina se muera una mujer cada 30 horas. Y, según sostienen las militantes por los derechos de las mujeres, esto tiene que ver con la ausencia de una decisión política que tome en cuenta la vida de las mujeres. Tucumán no tiene ni un solo refugio dentro de la provincia, a pesar de que en 2013 se aprobó una ley que auspiciaba la apertura de tres refugios: en Monteros, en Concepción y en San Miguel de Tucumán. “Esa ley ni siquiera tiene número y fue cajoneada por el Poder Ejecutivo. Porque esto implica presupuesto e implica tener en cuenta que las vidas de las mujeres valen”, expresó Vicky Disatnik.

El juicio por el asesinato de Aída Correa seguirá desarrollándose esta semana y se espera que declaren alrededor de 35 testigos. Sin lugar a dudas, el nombre de Aída representa la situación de riesgo que atraviesan cientos de mujeres tucumanas y se suma a la lista de nombres que, desde el 3 de junio, se expresan a nivel nacional para decir “ni una menos”.