El transfemicidio de Vanesa Solórzano: su sonrisa como bandera

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Se levantaba por la mañana, compraba pan para el desayuno y se preparaba para brillar. Siempre con el maquillaje listo y la sonrisa firme para ponerle buena energía a los días. “Vanesa era muy feliz. Era una persona muy carismática, alegre. Nos hacía reír a todos incluso si estábamos tristes”, así recuerda Micaela Rotolo a su hermana Vanesa Solórzano.

En la madrugada del 11 de agosto el cuerpo de Vanesa, una chica trans de 20 años, fue encontrado entre unos matorrales al sur de la capital tucumana. Un cuchillo de carnicero, las llaves de un vehículo, manchas de sangre en el interior del auto y los datos obtenidos de la cámara de seguridad de la zona comprometieron a un taxista de 30 años como presunto responsable del crimen. 

“La calle es muy insegura y las chicas saben que se exponen, pero jamás me imaginé que iba a pasar eso”, dice Micaela, hermana de Vanesa, y agrega: “las chicas sufren discriminación y mucho maltrato físico y psicológico. Yo no quiero que esto quede impune, porque varios de estos casos quedan en la nada”.

La falta de inclusión de las personas trans en la sociedad las lleva a elegir la prostitución como medio de subsistencia. Vanesa era una trabajadora sexual y compartía la esquina con otras mujeres con las que mantenía una estrecha amistad. “Siempre me voy a acordar de las miles de anécdotas que tenemos juntas. De su sonrisa y de sus ganas de vivir. Del amor que nos daba. Era muy protectora y siempre estaba al frente de nosotras”, dice a La Palta una amiga y compañera de Vanesa, cuya identidad se preserva. 

Los primeros relatos vinculan el crimen con un intento de robo y con versiones que insinúan un vínculo entre Vanesa y el sospechoso. Familiares y amigos de la víctima desmienten rotundamente ambos relatos. “Eso es totalmente falso. A este chico lo conoció esa misma noche. Ni mis otras amigas que trabajan en esa esquina lo conocen. Esta persona ni siquiera es cliente frecuente”, asegura su amiga.

Diferentes organizaciones de Derechos Humanos y LGBT+ se contactaron con la familia para brindar apoyo legal y económico. Además, las amigas de Vanesa organizaron una marcha para exigir justicia frente al Palacio de Tribunales. “Queremos que le den cadena perpetua al asesino y demandar al dueño de la remisería que contrató a este taxista, que ya tenía antecedentes penales”, expresa la compañera de Solórzano.