Fumigaciones que matan
/La ciencia en este tiempo está al orden del día. Plantas, hierbas, insectos y hongos, cada vez más resistentes, son la causa por la que los laboratorios producen agroquímicos más fuertes para poder terminar con cuanta plaga se cruce en el camino de la soja y otros cultivos menos rentables. Así como estos productos químicos acaban con la extensa lista de especies que se encuentra en cualquier manual fitosanitario, terminan también con la tranquilidad y la salud de comunidades enteras. No es noticia el daño que causa en las personas los agroquímicos que fumigan los campos. Desde dolor de cabeza persistente, pasando por pérdidas de embarazos y malformaciones, hasta cáncer y tumores son ejemplos del daño que pueden producir.
La ley 24.051 de residuos peligrosos establece "será considerado peligroso, a los efectos de esta ley, todo residuo que pueda causar daño, directa o indirectamente, a seres vivos o contaminar el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general", es por esto que muchos agroquímicos están prohibidos en zonas cercanas a las poblaciones, tal es el caso del glifosato, pero como lo demuestra el caso de Córdoba, esto no se respeta.
En la mencionada ciudad, actualmente se esta llevando a cabo un juicio histórico que demuestra la necesidad de un cambio en la forma de explotación de los recursos. También, se observa la necesidad de un vuelco en este modelo agro productor que solo tienen en cuenta la rentabilidad sin prestar la menor atención a la salud de la población. El juicio es contra dos productores y un aero aplicador por contaminación en el barrio Ituzaingó Anexo. En el lugar, además de contaminación, se han detectado casos de tumores, pérdidas de embarazos y malformaciones producidas por las constantes aplicaciones con agrotóxicos en campos lindantes al barrio.
Tucumán no es la excepción, debido a que hay una causa penal en curso porque los vecinos de Acheral denunciaron fumigaciones con glifosato en campos de soja que se encuentran muy cerca de sus casas, como se informó en notas anteriores. Pero este es solo un caso de las tantas poblaciones del país que constituyen el daño colateral en pos de que los productores tengan más toneladas al finalizar su campaña.
Marianella Triunfetti
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