Una historia que merece ser contada

Fotografía de Exequiel Reinoso | Colectivo La Palta

Desde su nacimiento y a la largo de la historia, Tafí Viejo gestó y vio crecer a diferentes artistas. Con referentes en todas las ramas culturales, la ciudad del limón se convirtió con el tiempo en una verdadera cuna del arte para poetas, pintores, artesanos y músicos, como Osvaldo 'Chichi' Costello, Quique Yance y Benito Macías. Hoy la ciudad sigue cobijando artistas. En el corazón de una de las zonas más vulnerables de la ciudad, Los Pocitos, el talento, la convicción y el sueño de un joven se hacen notar.

David Avellaneda tiene 19 años y es el segundo de nueve hermanos. Cuenta su madre, María Encarnación Gutiérrez, que desde chico pintar fue su pasión. A pesar de vivir situaciones económicas complejas, ella siempre incentivó a que sus hijos se superasen. Así, David ingresó a la Escuela de Bellas Artes en la ciudad de San Miguel de Tucumán, donde pudo perfeccionarse en la utilización de diferentes técnicas de pintura.

En los ojos de María no solo se refleja el orgullo por David, sino por todos sus hijos. Como sostiene, no tiene una herencia material para dejarles. Hoy vive gracias al trabajo en la construcción de su marido y una pensión que recibe por el gobierno. Lo único que les puede dejar, según sus palabras, son los estudios. Por eso, siempre los motivó a que sigan estudiando, más allá de las circunstancias de la vida, que no bajen los brazos, terminen la secundaria y se proyecten en estudios superiores.

“Desde muy chicos estoy atenta de mis hijos, para saber qué es lo que les gusta. Y en David observé que le gustaba mucho la pintura. Entonces, logré hacer que estudie en la escuela de artes y hoy comienza una nueva etapa”, comenta feliz María, mientas muestra las obras que realizó su hijo. Resulta ser que David ingresará el año próximo a la Licenciatura en Arte Plástica en la Universidad Nacional de Tucumán. Un sueño cumplido para ella. Un sueño cumplido para él. “Siempre agradezco la motivación de mis padres. Desde chico miraba mucha televisión y en mis tiempos libres me ponía a dibujar monstruos y personajes animados. Estoy muy feliz de haber logrado superarme. Dibujar me permite relajarme y expresar lo que siento”, explica David.

Al comenzar esta nueva etapa, María está feliz. Recuerda cuando David comenzó a estudiar en 'Bellas Artes' y no tenía para comprar, siquiera, los materiales que le exigían. Entonces tuvo que salir a golpear puertas. Algunas nunca se abrieron y otras apostaron al talento de su hijo. Y gracias a eso logró ayudarlo en su camino de preparación.

La historia de esta familia parece ser cotidiana, como tantas otras. Pero para María es importante, valorable y merece ser contada. Llevar un mensaje a otras madres es algo importante para ella. “Me gustaría contar mi historia a las otras mamás, para que vean que sí se puede incentivar a los hijos, sin tener demasiado. Con uno solo capaz que es más fácil, pero con muchos también lo es. Tenemos que incentivarlos a superarse, a que sean algo más en la vida. Para que descubran que pueden dar mucho más a la sociedad. La familia es la pequeña comunidad, es la base que los prepara para salir a vivir en una sociedad más grande”, expresa.

David, por su parte, dedica un mensaje a los jóvenes. “Que hagan las cosas que les gustan y no se tiren para atrás. Vivir con lo justo no es impedimento para seguir superándose”, sostiene.

El arte trazó, desde muy pequeño, la vida de este joven. A partir de ahora su objetivo está en seguir estudiando la licenciatura que tanto soñó para que, en un futuro no tan lejano, pueda realizar diferentes muestras y cumplir un nuevo sueño: ser un artista famoso, nacido en la ciudad del limón.

Al igual que David, cientos de jóvenes buscan superarse. Mostrar su historia es dejar ver la cultura que se crea en los barrios vulnerables de la provincia. Esa de luchar cada día, de hacerle frente a vida y encontrar en la educación el futuro que les permita cumplir sus sueños.

Exequiel Reinoso

ereinoso@colectivolapalta.com.ar