Télam: cuando el periodismo se hace lucha 

Fotografía de Ignacio López Isasmendi | La Palta

El trabajo dignifica, pero además genera lazos, sentido de pertenencia, compromiso y entrega con las tareas en las que se invierte la mayor parte de las horas del día. Y si ese trabajo está relacionado con un servicio a la comunidad, con una profesión, con un espacio de construcción, entonces el lugar se vuelve un hogar. Y un despido no es un elemento más. Es un golpe directo, un nocaut.

El 26 de junio, más del 40% de los trabajadores de la Agencia Federal de Noticias Télam recibió su nocaut en forma de telegrama de despido. Mientras la Selección Argentina jugaba el mundial de fútbol en Rusia, en la agencia despedían a más de 350 periodistas y trabajadores de prensa. El titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos de la Nación, Hernán Lombardi, justificaba esta acción diciendo que el incremento de trabajadores en Télam durante los años de kirchnerismo representaba una mala administración de los recursos del Estado y, por lo tanto, de la noche a la mañana, se debía recortar casi la mitad del personal.

En estos meses los trabajadores de Télam marcharon, se presentaron ante la Justicia, hicieron notar su reclamo en otros medios, en los recintos, en la cámara de diputados, y hasta abrieron una página alternativa para demostrar el valor y la calidad de su trabajo. En estos meses también se vaciaron las oficinas de la agencia en varias provincias del interior, se dijeron mentiras y se taparon verdades. 

Como medida de fuerza los trabajadores de Télam realizaron un paro que duró 115 días. Hace una semana decidieron levantarlo por decisión de asamblea. A partir de esta lucha y del accionar en la Justicia, se obtuvieron 263 medidas cautelares a favor de los despedidos en base al argumento planteado por el juez Ricardo Tatarsky, quien puso de manifiesto la falta de la aplicación de un Procedimiento Preventivo de Crisis de Empresa (PPCE), obligatorio por la Ley 24.013. “Con esta medida solo quedan 18 trabajadores por reincorporar, ya que el resto son periodistas que optaron por la indemnización. Por disposición judicial los trabajadores regresan a la agencia y deben cobrar su sueldo”, dice Mariano Suárez, delegado del colectivo de trabajadores de la Agencia Federal de Noticias Télam por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA). 

Desde que se levantó el paro y los periodistas despedidos regresaron a las oficinas, las autoridades y directivos de la agencia no se hicieron presentes en la redacción. “Se intenta imponer una suerte de mecanismo de trabajo a distancia, vía correo electrónico. Algo bastante particular para el trabajo de una agencia de noticias”, explica Mariano. Actualmente la agencia brinda un servicio de baja calidad, tomando noticias de otros portales y sin estar presente en el lugar de los hechos. Tampoco está realizando el control de la pauta publicitaria, otra actividad que dependía de Télam. El desplazamiento de esta función pone en duda la transparencia no solo de la distribución de la pauta, sino también el cumplimiento de la misma por parte de los medios que la cobran. “Muchos de los trabajadores ni siquiera tienen sus claves para entrar al sistema y los editores de texto, no hay internet en la redacción ni se dan las condiciones para trabajar”, cuenta el delegado. Esta falta de diálogo impide redefinir el perfil de la agencia después del conflicto, por lo que la situación aún no está del todo saldada.

Hasta junio la agencia tenía presencia en las 23 provincias argentinas, pero el despido masivo llevó a que Télam desaparezca en lugares como Tucumán. “La existencia de medios públicos fuertes, plurales y federales representan un obstáculo para las políticas gubernamentales. El conflicto debe leerse en esa línea, como un debilitamiento al derecho a la comunicación, al acceso a la información de la ciudadanía”, comenta Mariano Suárez. En el último de los cuatro meses de conflicto, un grupo de directivos se hicieron con el dominio del servicio de noticias, generando información escueta y con contenido robado de otros medios. Es por ello que los periodistas despedidos decidieron montar somostelam.com, una página alternativa que tuvo la intención de mostrar la diferencia de un contenido realizado por periodistas profesionales, que priorizan la calidad de las noticias.

Tiempo Argentino y Télam, dos casos similares durante el macrismo

Desde que Mauricio Macri asumió, el ensañamiento se hizo constante con los medios que sostienen líneas editoriales contrarias a su modelo de gobierno. Desde descalificaciones a los periodistas que integran estos medios y desacreditaciones a los datos publicados, hasta despidos, retención de sueldos, intentos de cierre y patotas que destruyen redacciones. Tal es el caso de Tiempo Argentino, un diario que a principios de 2016 dejó de pagar los sueldos a sus trabajadores, cambió de dueño y se fue a la quiebra. Ese mismo diario sobrevivió gracias a la lucha de los periodistas que fundaron la cooperativa de trabajo “Por Más Tiempo”. Una cooperativa que hoy cuenta con una tirada de 45000 ejemplares semanales y con un público fiel que bancó el espacio en tiempos de crisis.

“Cuando nos cerraron Tiempo Argentino y decidimos hacer la toma y mantener el medio, muchos de los colegas fueron los primeros en hacerse socios. Nosotros vivimos del periodismo y queremos seguir viviendo de eso”, dice Maby Sosa, periodista de Tiempo Argentino que apoya la lucha de los trabajadores de la agencia Télam. Maby deja en claro que sin el apoyo de sus colegas no se podría haber realizado la lucha de Tiempo Argentino. “Yo creo que en Télam hay un compromiso muy grande con la información. Muchas ganas de informar y comunicar más allá de la lucha por mantener la fuente de trabajo. Hay una defensa al derecho a la expresión y a la comunicación”, agrega.

A esto se suma la bajada de líneas editoriales que vacían de contenido a los medios. Con esto se violentan los derechos ciudadanos del acceso a la información. “En medio de esto también se vacía un sindicato de prensa. Porque cuando uno tiene trabajadores desempleados, además, tiene menos posibilidades de que esos empleados aporten a un gremio de prensa para que se pueda sostener”, comenta Maby. Cabe aclarar que el SIPREBA está constituido hace pocos años, es disidente a la UTPBA (Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires) y cuenta con una gran cantidad de afiliados de la Agencia Federal de Noticias Télam y Tiempo Argentino. 

Este panorama similar entre Tiempo Argentino y Télam, donde aparecen los escraches, las persecuciones y el ninguneo de los medios disidentes al gobierno, sacan a la luz maniobras para romper con el derecho a la libertad de prensa. Una empresa en quiebra, un sindicato que cierra paritarias bajas y un gobierno que avala a las patotas que atacan redacciones no dejan de ser una alerta para los ciudadanos que consumen información, pero desconocen la cocina perversa detrás de la noticia vacía.