Campo Norte, entre la oportunidad urbana y la fragmentación del espacio público

Foto: Ítalo Lautaro Vaca Navarro

En la Legislatura avanza un proyecto para ceder una porción importante del predio conocido como “Campo Norte” a un club privado que busca instalar ahí un complejo deportivo. El debate respecto al futuro del terreno reactivó preguntas históricas: ¿para qué se usa la tierra pública? ¿A quién beneficia? ¿Cuál es el rol de la comunidad en la toma de decisiones?

La arquitecta y docente Agustina Ramón, explica que “en el Código Urbano, Campo Norte figura como un espacio público, es decir, que legal e institucionalmente es de todos. Las decisiones que se tomen sobre ese terreno deberían tener en cuenta los intereses de la mayoría de la población”. Ella desarma la propuesta, explica la relevancia del predio y defiende la necesidad de abrir un debate amplio y serio desde una perspectiva social, ambiental y urbanística.

Campo Norte es uno de los últimos grandes pulmones verdes de San Miguel de Tucumán. Su condición fiscal, su ubicación y dimensión lo convierten en un espacio clave para planificar un parque necesario para toda la comunidad al noroeste de la ciudad.

El proyecto que se trató en la Legislatura, y que tiene el apoyo de varios parlamentarios, propone ceder cinco hectáreas del predio al Lince Rugby Club. La cesión sería por 20 años, prorrogables, para la construcción de un complejo polideportivo con el fundamento de “fomentar el deporte, la inclusión y revalorizar el espacio”.

La historia parece repetirse

En 2011, el Gobierno provincial cedió al Club Tucumán Rugby, por diez años, un predio con el mismo nombre (Campo Norte), ubicado en el barrio Viajantes de Yerba Buena. En el acuerdo, las partes se comprometieron a permitir el acceso a las escuelas y ONG de la zona para el uso de las instalaciones. Catorce años después, el lugar continúa cerrado para el uso exclusivo de los socios.

Ramón advierte que no se trata de rechazar a los clubes privados, porque “las inversiones le sirven también al Estado”, pero explica que sin una planificación pública clara el Estado termina aceptando propuestas ajenas en vez de conducir un proyecto integral. Ese suelo público, que de por sí no es mucho, va sufriendo una pérdida progresiva, como pasó en el Parque 9 de Julio o en Campo Norte de Yerba Buena. Por eso, la arquitecta señala la necesidad de “equilibrar los intereses del sector público, del privado y de la comunidad”, de modo que las decisiones beneficien a todos. 

La necesidad de un proyecto integral

Para la profesional es de suma importancia escuchar a los vecinos, y admite que “es entendible si algunos están de acuerdo con la idea de que este proyecto va a traer beneficios, porque va a haber movimiento de gente; por lo tanto, será un espacio controlado, que es lo que ahora no tienen”. Asimismo, insiste en que “ese lugar tiene todo el potencial para ser un gran parque, para ese sector de la ciudad que está bastante vulnerado”.

Campo Norte carece de equipamiento, mantenimiento e infraestructura básica. Aun así, la comunidad lo usa. Ahí funciona la feria trasladada de Villa Luján y las canchas de fútbol se activan los fines de semana con campeonatos barriales. Agustina entiende que cualquier proyecto para el predio debería reconocer y trabajar sobre estas actividades preexistentes, porque “son las que hoy le dan contenido al lugar”. Al mismo tiempo, sostiene que el espacio tiene el potencial para ofrecer mucho más, “no alcanza solo con equipar y mantener, hay que pensar cómo integrar esas funciones con áreas que realmente inviten a los vecinos a usar el parque el resto del tiempo”. 

Ramón comenta que solo el año pasado 40 estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT diseñaron propuestas para un ecoparque en Campo Norte. Con esto remarca que hay capacidad técnica y proyectos de sobra; lo que falta es decisión política.

Campo Norte es uno de los últimos grandes espacios abiertos que quedan en la ciudad, comparable solo con parques como el 9 de Julio o el Guillermina. Su pérdida o fragmentación sería casi irreversible. La discusión no es solo sobre un club o un predio: es sobre el modelo de ciudad que se está construyendo.

Te puede interesar: