Cromañón: 20 años de dolor y búsqueda de justicia

Foto: La Garganta Poderosa

El 30 de diciembre de 2004 tiñó de tragedia a la juventud y al rock argentino. Aquella noche, mientras la banda Callejeros iniciaba su presentación en el boliche República de Cromañón, una bengala que salió del público generó un incendio en el que murieron 194 jóvenes. 

La falta de medidas de seguridad y la corrupción permitieron que un pequeño incidente se convirtiera en una masacre. Veinte años después, las secuelas de aquella noche siguen latentes en miles de sobrevivientes y familiares de víctimas. 

“A 20 años nuestra pelea sigue siendo la misma, lamentablemente seguimos lidiando con el Estado, que sigue sin hacerse cargo de Cromañón”, dice Gonzalo Zamudio, sobreviviente de la masacre. También advierte que es necesario un registro oficial de sobrevivientes, que se amplíen los beneficios de la ley de reparación integral a los sobrevivientes y familiares de víctimas fatales, y que el boliche sea expropiado para ser reconocido como un espacio de memoria.

Zamudio explica que “la justicia estima un número de sobrevivientes, no hay precisión, porque no hay una reconstrucción, porque tampoco hay voluntad política”. 

En 2008 la justicia estimó una cantidad total de 4500 sobrevivientes. La ley de reparación integral que se sancionó en 2013 y se renovó en 2018, 2021 y se volvió a renovar hace un par de semanas, esta vez de forma vitalicia, tiene un padrón de beneficiarios en donde solo están incluidos 1600 sobrevivientes. 

“De hecho yo no estoy reconocido como sobreviviente, tenía 14 años, y hay pibes que tenían 15, 13, 12 que por ahí no se acercaron en ese momento a ninguna institución. Entonces a esos pibes no se los reconoce como sobrevivientes”, dice el integrante de El Camino es Cultural, organización de sobrevivientes y familiares. 

El hecho

El boliche República de Cromañón fue inaugurado en abril del 2004 con una capacidad máxima para 1031 personas. La noche de la masacre, se estima que el número se cuadruplicó. El foco del incendio se inició en el techo, derritiendo una media sombra de poliuretano que ilegalmente se encontraba ahí. En pocos minutos, el lugar se llenó de un humo espeso y se cortó la luz, lo que hizo aún más difícil encontrar una salida. Las puertas estaban cerradas con pasadores metálicos y el portón que daba a la calle solo se abría para adentro. La única salida de emergencia del lugar estaba cerrada con un candado. De los 15 matafuegos que había solo funcionaban tres. El lugar no tenía ventilación, el certificado de prevención contra incendios estaba vencido y el plano electromecánico que debía tener la aprobación del Gobierno de la Ciudad no estaba firmado.

Gonzalo - Foto de Candela Teicheira

La causa

Por el caso hubo 14 condenados con diferentes delitos: algunos, entre los que figuran Omar Chabán y la banda Callejeros, por "incendio culposo seguido de muerte y cohecho", mientras que otros por "omisión de deberes de funcionario público en concurso ideal con incendio culposo seguido de muerte". En el proceso penal fueron imputados empresarios, funcionarios del gobierno de la Ciudad, bomberos y policías.

En 2005 se supo que el dueño de Cromañón era Rafael Levy, un empresario denunciado por trata de personas con fines de explotación sexual. Levy también contaba con un prontuario de negociados ilícitos y cinco sociedades off shore. Fue condenado en 2012.

El Juicio Político que destituyó a Aníbal Ibarra en 2006 marcó el primer proceso legislativo de la historia argentina por mal desempeño contra un jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Los integrantes de Callejeros, Patricio Fontanet, Elio Delgado, Maximiliano Djerfy, Eduardo Vázquez, Christián Torrejón y Juan Alberto Carbone fueron absueltos. Sin embargo, en 2011 la Cámara de Casación revocó las absoluciones y encontró a la banda culpable de ser co organizadores del recital. 

El rock y la memoria no se apagan

La música, y en particular el rock, ha sido un vehículo fundamental para expresar el dolor y la resistencia, incluso antes de Cromañón. En 2004 había una Argentina que recién empezaba a rearmarse luego de la crisis socioeconómica del 2001. 

Haciendo memoria, Gonzalo recuerda: “Para las generaciones de ese momento el fútbol y el rock eran dos lugares de resistencia. Para todo ese movimiento que había alrededor del rock, de rebeldía, de encuentro, de pibes que no creían en nada, pero que sí creían en la música, Cromañón fue un puñal, porque fue muy complicado después de eso que el rock siga siendo lo mismo”.

El militante manifiesta que desde entonces los sobrevivientes y el rock fueron muy castigados. “Se le cayó a la banda con más o menos argumentos y podemos estar a favor o en contra de algunas cosas. Pero se atacó a la música y a la juventud en particular”. Según Zamudio, esto fue direccionado por los medios: “para ellos no fue la política, no fueron los empresarios, fuimos nosotros”. 

Hoy, después de dos décadas la música sigue siendo un espacio de identidad y de encuentro para las familias y los sobrevivientes de Cromañón. “La música fue parte de esa red que nos acompañó, que nos salvó, y ayudó a poder salir en todo sentido de Cromañón”. Todas las actividades que realizan desde El Camino es Cultural, asegura Gonzalo, están profundamente atravesadas por la música.

Cromañón sigue siendo una herida abierta en la sociedad argentina. La lucha por la justicia y la reparación continúa, y la memoria de las víctimas debe ser un faro para que no se repita nunca más.