Contra la violencia hacia las mujeres
/El 25 de noviembre de 1960 los cuerpos de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron encontrados sin vida en los campos de República Dominicana. Las Mariposas, como se las llamó, eran parte del movimiento opositor a la dictadura de Rafael Trujillo, quien se destacó por la brutalidad con la que desarrolló su gobierno ilegítimo. La bandera de estas mujeres fue enarbolada por los movimientos feministas latinoamericanos que en 1985 tomaron esta fecha como eje y lograron que en 1999 la ONU instaurara el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
En Argentina la fecha suscita una gran movilización todos los años y confluyen en él las reivindicaciones que los movimientos feministas y transgénero necesitan visibilizar. El Ni Una Menos, las falencias de políticas de Estado, el aumento de los femicidios y los casos de violencia más resonantes fueron los principales ejes de la movilización en la Tucumán. La movilización partió desde la plaza Urquiza haciendo un parate en la sede de la Legislatura de la provincia ya que Tucumán tiene la particularidad de ser el único distrito que no adhirió a la Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable que establece políticas de prevención de enfermedades de transmisión sexual, educación sexual y prevención de embarazos no deseados. Pese a que fue aprobada por el Congreso de la Nación hace 13 años, y a los reiterados pedidos por parte de las organizaciones sociales y políticas de la provincia, la legislatura provincial ha ignorado por completo la necesaria adhesión a esta ley. Según destacaron representantes de las organizaciones, este hecho representa un caso de violencia institucional ya que el Estado está incumpliendo sus obligaciones más básicas respecto al cuidado de la salud de las mujeres.
El reclamo de Ni Una Menos se fundió con los casos emblemáticos de femicidio ocurridos en la provincia. El recuerdo de Paulina Lebbos y María Medina, cuya madre acompañó la cabecera de la movilización con una pancarta que recuerda a su hija, se destacó entre la multitud. Por otro lado, el reclamo por la absolución de Belén —la joven condenada por un tribunal provincial a 8 años de prisión tras asistir al Hospital Avellaneda con un cuadro de aborto y que generó una movilización de carácter nacional e internacional— junto al reclamo por justicia para Celeste —la joven trans que, tras ser detenida de manera ilegal por policías de la provincia, acusa haber sido violada por efectivos policiales y reclusos (acusación que la Justicia local devolvió a instancias de instrucción luego de un juicio oral)—, fueron las principales consignas.
“Un Estado que no garantiza los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres —comentó Soledad Deza, abogada de Belén— no puede después ensañarse con aquellas que deciden hacerse un aborto. Si el Estado no brinda las herramientas básicas para la anticoncepción, si no educa para la procreación responsable, no puede impedir después que las mujeres decidan sobre sus cuerpos”. Como cada año, la exigencia de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo fue un eje ineludible, ya que es una de las principales causas de mortalidad materna en Argentina.
A un casi un año de la asunción del gobierno de Mauricio Macri, quien prometió en campaña políticas de protección para las mujeres que sufren violencia de género, el número de femicidios mantiene el nivel de los últimos años. En lo que va de 2016 se produjeron 271 femicidios y 8 travesticidios, lo que significa que una mujer muere a causa de la violencia machista cada 30 horas, violencia que se produce no sólo hacia las mujeres sino también hacia las formas alternativas de experimentar la sexualidad. El gobierno de Cambiemos no sólo no ha desarrollado nuevas políticas para contener este fenómeno sino que por el contrario tuvo gestos como el cierre del Programa de Asistencia a Mujeres Víctimas de Violencia de Género sin que ninguna otra herramienta lo sustituyera.
La violencia de género es un problema social que está tomando cada vez más relevancia social pero requiere principalmente el esfuerzo del Estado así como de la reeducación de la población, dos elementos que no alcanzan el ritmo necesario para transformar una realidad que se manifiesta como urgente.