La década del dedo en la llaga

Fotografía de 0223.com.ar

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Cuando suenan los nombres de Carlos Fuentealba, Maximiliano Ferreyra, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, sólo por citar cuatro de los más resonantes pero de ninguna manera los únicos, los denominadores comunes se repiten: manifestaciones, represión, gatillo fácil, muerte, impunidad.

Esta semana se cumplieron 11 años de la muerte de Kosteki y Santillán en el puente Pueyrredón. Una década y un año más. Cada 26 de junio el dedo de los recuerdos mete profundo un dedo en la llaga. Habló Nora Cortiñas, cantó Raly Barrionuevo, hubo marchas y actos, pero sigue habiendo una deuda en todos aquellos que estuvieron ahí presentes, en el homenaje. "Muchos de los responsables políticos siguen dando vueltas y se han reciclado en el poder", contó Leonardo Santillán, hermano de Darío, esta semana a la FM De la Azotea.

"Me jacto de que me tocó el momento más difícil de la Historia y, con fuerzas nacionales. No hubo siquiera un herido en la Argentina; yo tengo claro cómo se pacifica y cómo se ordena". La frase corresponde al entonces presidente Eduardo Duhalde, que después de la muerte de los militantes dio de baja todas sus aspiraciones a una reeleción, tras cumplir el mandato que había empezado Fernando De la Rúa, y le dio la mano a un desconocido para ser su sucesor y evitar una nueva presidencia de Carlos Menem: Néstor Kirchner.

Puente Pueyrredón. Avellaneda. El reclamo piquetero exige aumento salarial, duplicación de los subsidios para los desocupados, alimentos para comedores populares y además, se solidariza con la fábrica Zanón. Comienza el operativo conjunto entre Policía, Gendarmedía y Prefectura. El comisario Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta disparan plomo con sus escopetas y avanzan. Desde 50 metros le meten un balazo a Kosteki en el medio del tórax. Santillán lo ve caer. Se acerca pero siente que las balas le pasan silbando. Corre unos metros. Acosta le apunta desde cerca, no está a más de cinco pasos. Dispara y le secciona la aorta. Los dos militantes están muertos.

"En la memoria colectiva quedó la lucha de Darío y Maxi. En ese contexto nos esforzamos para que se sepa quiénes son los responsables políticos: Felipe Solá, Juan José Álvarez, Alfredo Atanasoff, Eduardo Duhalde. Personajes nefastos que han alentado la represión que se preparaba para el 25 de junio. Hay muchos personajes que incluso lograron estar en el oficialismo como Aníbal Fernández. Más allá del lado en que estén, nuestra contienda es contra la impunidad", tiró Leonardo Santillán apuntando a lo intelectual. Los autores materiales fueron juzgados. Franchiotti y Acosta recibieron en 2005 cadena perpetua. Cinco cómplices más recibieron penas menores.

"Se siguen dando estos casos. El aparato represivo policial está intacto. Las cosas siguen pasando. El kirchnerismo levanta las banderas de los Derechos Humanos pero en el norte del país hay represiones de parte de un gobernador oficialista (se refiere a Gildo Insfrán por las feroces golpizas sufridas por la Comunidad QOM)".

11 años pasaron de la muerte de los militantes. En este sentido, y ya terminando la nota, Santillán habló de la "década ganada". "Creemos que es para aplaudir el haber salido a juzgar a los principales responsables de la dictadura militar como así también la lucha de la memoria colectiva. Las políticas sociales, las pensiones, asignaciones, cooperativas. Pero no se han cambiado las cosas de fondo. Sólamente se ha revisado el pasado. Y no se vive con los 370 pesos que cobra una madre. Han sido pequeñas cosas que ayudaron pero no cambiaron las cosas de fondo", cerró, volviendo quizás a los ideales que tenía su hermano en la cabeza hasta que se topó con Franchiotti.

Mauro Schrotlin

mschrotlin@colectivolapalta.com.ar