Alegatos y esperanza
/El juicio que juzga el secuestro, las torturas y el homicidio de Germán Francisco Cantos, el conscripto desaparecido en setiembre de 1976 durante la última dictadura militar, está ya en su instancia final. La quinta audiencia contó con los alegatos de las partes, pero también con las palabras de Jorge D’Amico, único imputado en esta causa.
“Yo siempre he escuchado y he pensado que estos hechos ocurrieron fuera de la jurisdicción del cuartel. Como yo no participé y yo no tuve nada que ver, para mí esto ocurrió cuando salió de franco el soldado”, empezó diciendo el imputado D’Amico durante su ampliación indagatoria . Después de insistir con su inocencia ante el secuestro de Germán Cantos, en el Batallón de Ingenieros de Combate 141 (Santiago del Estero) y posterior traslado al Centro Clandestino de Detención en el ex Arsenal Miguel de Azcuénaga (Tucumán), D’Amico se refirió al accionar de la familia Cantos de una manera que a la querella le resultó afrentosa y ofensiva.
“Roberto Cantos vino y declaró en este juicio y dice que el sábado 4 cuando él lo va a ver al hermano, el hermano no estaba en el cuartel, que faltaba sin causa, le dijeron a él, que era desertor, le dijeron”, dijo el imputado en su declaración. “Eso no pueden haberle dicho nunca. La deserción se considera después del quinto día de faltar sin causa”, agregó en referencia al testimonio bajo juramento que Roberto prestó en audiencias pasadas. “Pero además hay otra cosa, el 4 le dicen que no está en el cuartel. Supongo que volvió a su casa, supongo que habló con sus padres, sus padres estaban preocupados por todo lo que estaba pasando, dicen ellos”, continuó el imputado. “¿Qué pasó desde el sábado a la tarde hasta el domingo después de las 14 horas que fueron a visitarlo como si estuviera en el cuartel? ¿Qué pasó? ¿No lo buscaron? ¿No preguntaron? Fueron el domingo a visitarlo como si fuera una visita normal”, despachó finalmente.
“Me impresiona el razonamiento que el imputado hace en su relato sobre la búsqueda de la familia. Decir que la familia Cantos no se ocupó entre el sábado y el domingo y dejar entrever que la culpa la tiene la familia, es muy afrentoso, y no le quiero faltar el respeto pero realmente es de un gran cinismo haber dicho todo lo que ha dicho”, le respondió antes de empezar su alegato Inés Lugones, una de las abogadas querellantes. “Ellos (los imputados) tienen el derecho de declarar sin estar bajo juramento, hablan cuando quieren, dicen lo que quieren. Estoy muy impresionada del respeto a su legítima defensa. Eso demuestra que nosotros no somos como ellos”, reflexionó Angelines Cantos en uno de los cuartos intermedios después de haber escuchado las expresiones de D’Amico.
“Germán, compañero, ni aun así consiguieron cortarte la alegría, la misma con la que creciste en esa hermosa familia en Santiago del Estero”, dijo sobre el final de su exposición Julia Aignasse, otra de las abogadas querellantes. Y recordó la carta que Germán había escrito a su familia desde la clandestinidad: “Cantabas tan pero tan fuerte que tu hermano Gustavo te escuchaba”. Gustavo, Roberto, Angelines (hermanos de Germán) escuchaban desde las primeras filas de asientos emocionados. “Creo con toda humildad que esa última canción la cantaste para todos”, dijo refiriéndose al poema escrito por Roberto Cantos que se titula ‘La última canción ¿cuál habrá sido?’. “Y por eso te mataron, porque jamás lograron doblegarte, porque tu voz llevaba un poco de luz a esa tremenda oscuridad”, concluyó la abogada.
Álvaro Orieta, el tercer representante de la querella de la familia, realizó el pedido de pena. Solicitó para el imputado la pena de prisión perpetua y la calificación de los delitos que se le imputan en el contexto de genocidio. Y el aplauso de los presentes en la sala de audiencia fue la expresión del agradecimiento y de la emoción. Al grito de “Germán Cantos presente”, cerró la mañana del jueves 28 de agosto.
Después del mediodía fue el turno de los alegatos de la fiscalía representada por Leopoldo Peralta Palma y Pablo Camuña. Camuña comenzó su exposición hablando de las características que podrían hacer que se considere como ‘inusual’ la manera en que fue secuestrado Germán Cantos. “Una persona que estaba cumpliendo con el servicio militar obligatorio en una unidad militar en la provincia de Santiago del Estero, es secuestrado de esa unidad militar y trasladado a otra provincia a otra unidad militar donde funcionaba un centro clandestino de detención, dónde finalmente, por lo que pudimos averiguar hasta ahora, encontró el destino final, la ejecución final por parte de sus captores”, detalló el fiscal. “Es una estructura de cierta complejidad que no se da en todos los casos”, señaló y luego explicó que la desaparición de este conscripto no constituye un hecho aislado, sino que forma parte de un plan criminal.
Pablo Camuña sintetizó lo que se considera una secuencia de hechos que conformaron la desaparición forzada de personas durante el terrorismo de Estado y a la que, señaló, Germán Cantos no fue la excepción. “Es la misma secuencia hecha de otra manera pero esencialmente la persona era secuestrada, trasladada a un centro clandestino de detención, torturada con el objeto de extraerle información, eliminada físicamente de manera extrajudicial, ocultado su cuerpo y negada la información a sus familiares”, indicó el letrado que siguió dando características que dan cuenta que este caso no fue un hecho aislado, como él mismo dijo.
De este modo habló de los más de 200 casos de conscriptos desaparecidos en todo el país, de los cuales se tiene conocimiento por denuncias concretas. “En ocasiones esos conscriptos eran detectados en unidades a partir de la información de inteligencia y en otras ocasiones estas personas eran atraídas al cumplimiento del servicio militar obligatorio para proceder posteriormente a su secuestro”, sostuvo Camuña que se refirió al libro ‘El Escuadrón Perdido’ de José Luis D'Andrea Mohr. “Pensar que se lo incorpora para secuestrarlo es una cosa que no puede ser tomado con seriedad porque no tiene sentido tener una persona en el ejército para después secuestrarlo”, había dicho durante la mañana Jorge D’Amico.
Los fiscales, al igual que las querellas, hablaron del circuito represivo que incluía las provincias de Santiago del Estero y de Tucumán. “Me refiero a la forma sistemática de actuar de la que Germán Cantos fue uno de los casos, pero no fue el único”, explicó. “Por lo menos, hasta donde se conoce solamente de las causas en trámites, hay por lo menos 16 santiagueños que solamente en el año 76 fueron trasladados desde Santiago del Estero hasta los centro clandestinos de Tucumán”, aseveró y nombró cada uno de estos dieciséis casos.
Peralta Palma y Pablo Camuña también pidieron la pena máxima establecida por el Código Penal por considerar al imputado como autor material del secuestro y tormentos de Germán Francisco Cantos y partícipe necesario en su homicidio, enmarcados como delitos de lesa humanidad.
D’Amico, cuando hizo uso de la palabra, trató de explicar su desvinculación de la causa en base a los reglamentos oficiales del Ejército. “No tiene sentido que se haga eso”, había dicho respecto al secuestro dentro de las instalaciones militares. “Eso trae como consecuencia, después, un sumario. Trae como consecuencia que haya que dar explicaciones, después, de qué pasó con el soldado”, había agregado, como si las irregularidades y la ilegalidad no hubieran sido moneda corriente en aquellos años. “¿En qué reglamento estaba escrito que se podía secuestrar?”, preguntó retóricamente Camuña mientras alegaba. “No conozco un caso que alguien haya presentado una orden de detención”, fustigó Julia Aignasse refiriéndose al período de la última dictadura militar. “Estamos un poco cansados que vengan acá los imputados a escudarse en reglamentos”, dijo Pablo Camuña reprobando las palabras del imputado Jorge D’Amico.
Los últimos en presentar sus alegatos fueron los representantes de la defensa oficial Adolfo Bertini y Vanessa Lucero. Después de plantear la nulidad de las acusaciones porque consideran que “se ha violado gravemente el principio de congruencia y el derecho a la legítima defensa”, los abogados buscaron desestimar los testimonios escuchados a lo largo de estas cinco audiencias.
El jueves 4 de septiembre se realizarán las réplicas y las dúplicas y, finalmente, se conocerá la sentencia. Los fiscales y la querella pidieron la pena máxima, la defensa solicitó la absolución. La familia Cantos espera que después de años de búsqueda y dolor les llegue un poco de justicia, y que esta verdad por la que luchó gran parte de su vida quede escrita para el presente y para el futuro.