Historias resumidas

Poco menos de cinco horas se tardó en conocer los 146 casos que habían quedado sin leer. 270 es el total de víctimas y cada una de ellas fue presentada ante la audiencia. “Es la primera vez que vengo y es la primera vez que escucho tantos detalles”, decía en la vereda una de las asistentes a la megacausa Operativo Independencia. El debate oral y público tiene esa particularidad, permitir que todo aquel que así lo desee escuche y valore por sí mismo lo que allí se devela. Difícilmente alguien pueda seguir siendo el mismo cuando escucha esas narraciones. Difícilmente alguien pueda entender cómo un cuerpo pudo resistir tanto. Difícilmente alguien pueda imaginar que después de todo ese horror queden fuerzas para seguir adelante.

Por cada una de esas 270 víctimas se leyeron unas pocas líneas. Esas pocas líneas alcanzaron para estremecer hasta los huesos a quienes escuchaban. Datos objetivos como nombres, edades, lugares donde fueron vistos dan una idea de que lo que se está por contar en este juicio tiene una dimensión diferente. Diferente a la de cualquiera de los otros once juicios que ya se sustanciaron en esta misma sala. Entre esas 270 víctimas hay un gran número de sobrevivientes. Muchos de los restos de los que permanecían desaparecidos cuando esta megacausa se investigaba fueron restituidos. Habían permanecido todos estos años escondidos entre los materiales arrojados al pozo de Vargas.

Afuera esperaban los militantes que supieron ‘bancar’ cada audiencia sentados como público. Ser testigos en las causas de los suyos los pone en ese lugar. Padres, madres, hijos, nietos, hermanos. Para ellos la lucha es una bandera orgullosamente heredada. Mientras ellos esperaban afuera, adentro se leían los ‘hechos que perjudicaron’ a cada víctima. Se espera que el próximo jueves los primeros testigos empiecen contando lo que recuerdan. A quiénes vieron, dónde, en qué condiciones.

Quizás la lectura de cada una de las acusaciones pueda parecer larga y extenuenate, sin embargo, la fiscalía no duda que esta instancia es imprescindible. “Creemos que cada una de las 19 personas que están imputadas tiene que escuchar la acusación y saber de qué se lo acusa”, dijo el fiscal general subrogante Pablo Camuña.  Camuña se encuentra acompañado por el fiscal ad hoc, Agustín Chit, con quien se alternaron la lectura de los casos. Entre los delitos que se juzgan se encuentran los allanamientos ilegales, los secuestros, las torturas, los abusos sexuales y los homicidios. La descripción de cómo se cometieron cada uno de esos delitos dan cuenta de un engranaje macabro. El tribunal presidido por Gabriel Casas y completado por Juan Carlos Reynaga y Carlos Jiménez Montilla será el encargado de juzgar la responsabilidad de los 19 imputados.

De los 1400 testimonios que se escuchen, ya sean en primera persona o por lectura, las historias empezarán a entrelazarse. Quienes quieran asistir al juicio ya no necesitan acreditarse. Solo basta llegar hasta el Tribunal Oral Federal, en la esquina de calles Crisóstomo Álvarez y Chacabuco, e ingresar con su DNI. Si bien se espera que las audiencias se extiendan por, al menos, un año, cada una de las jornadas venideras se irán convirtiendo en una pieza importante de este rompecabezas que es la historia argentina.