Los pecados capitales de los medios

Es el momento preciso para plantearlo. Plena Copa América. Argentina juega mal y peligra seriamente su pasaje a la segunda ronda de dicha competencia. Ahora bien, es necesario analizar dos pecados capitales en los que caen muchos de los encargados de llevar la información a las personas, y de masticarla en forma de análisis para que el consumidor solamente la trague sin pensarla. El discurso del éxito o la muerte, y el dedo que tapa el sol. Dos de los pecados capitales que los comunicadores cometen, pero nunca confiesan. Bielsa dijo: "A los ignorantes díganles: el que pierde es un inútil, porque así está planteado". Y se lo instala en la opinión pública como si nada. El deber es informar que River se jugaba el descenso, no que se jugaba la vida o la muerte con Belgrano y que se caía a pedazos el prestigio del club por perder una categoría, pero no por tener dirigentes que tienen llegada directa a los barrabravas y les dan vía libre para que amenacen de muerte a un árbitro. El fracaso deportivo no puede significar la muerte, ni los destrozos de un club. Existe gente que ve cómo sus bolsillos pierden monedas por las derrotas y arman estas situaciones. El hincha común no puede caer en eso. La pasión, es pasión y nada más. Nadie debería sufrir daños materiales ni físicos por una derrota. Argentina puede perder, con Messi entre sus filas incluso. Las razones de este mal rendimiento se analizarán en otra ocasión, en este caso el análisis es otro. Lo fatal, lo rimbombante, lo sensacionalista, lamentablemente vende más.

El segundo pecado es que el árbol tape el bosque. Lo hizo Benito Mussolini con el mundial de fútbol de 1934 y Adolf Hitler con los Juegos Olímpicos de 1938 realizados en Berlín. La junta militar copió la idea y la llevó a cabo con el mundial de 1978. Lo puso en palabras León Gieco, en la canción "La Memoria": "Fue cuando el fútbol se lo comió todo". Existe gente que usa el deporte para desviar la atención. Si todo el día se escucha hablar de la Copa América, pocos se acordarán que es tiempo de elecciones, que hay problemas en cuanto a inseguridad, que hay gente sin trabajo y que muchos hoy siguen pasando frío en la plaza porque no se los escucha.

El fútbol se volvió una cuestión estatal cuando el Gobierno Nacional decidió comprar los derechos televisivos, que una empresa se "había adueñado, como lo hicieron con los desaparecidos en tiempos de la dictadura", según la desafortunada frase de la presidente. El fútbol se tornó dramático, y sino que lo digan los familiares del chico Caro, hincha de Atlético, que murió en un enfrentamiento de barras. Es hora de devolverle a este deporte el lugar que se merece.

Mauro Schrotlin

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