Falta de agua: una realidad
/En los últimos años las palabras “falta de agua” y “Tafí Viejo” han estado unidas de tal forma que nombrar a una significa hablar de la otra. Casi se han convertido en sinónimos. Esto no se debe al surgimiento de algún tipo de neologismo sino a que “la ciudad del limón” ha sido uno de los sectores de la provincia más afectados por la falta de agua, como también lo son la comuna de Cevil Redondo y Yerba Buena, principalmente la zona de Villa Carmela y alrededores. Ante esta situación, diariamente se puede escuchar a los vecinos quejarse en los diferentes medios, como así también cortar rutas para obtener un mejor servicio de provisión de agua potable.
Al consultarles a las autoridades de la Sociedad Aguas de Tucumán (SAT) sobre el problema, la empresa sostiene, al igual que en otras ocasiones, que los reclamos son injustificados porque Tafí Viejo sólo tiene un problema estructural, en el cual se está trabajando. Pasaron años y el sistema aún falla. Al igual que se ve tantas plantas de limón, se puede ver por la ciudad a la gente llenar botellas y tachos con líquido. Situación que, además de ser riesgosa por la posible transmisión de enfermedades, lo es por la posible generación de criaderos de mosquitos, entre ellos el tan temido Aedes aegypti, vector del dengue.
Aunque resulte irónico, en el municipio taficeño falta agua en las viviendas pero no en las calles. Son innumerables las rupturas de cañerías que se pueden encontrar y que, como la SAT no las repara, al parecer nadie más lo hace. Pero muchas de estas rupturas no están en las líneas generales del servicio sino en la red domiciliaria, lo que obliga al vecino hacerse cargo de la reparación. Aún así muchos hacen la vista gorda al problema y las arterias parecen manantiales de agua cristalina, adornados por algunas malezas que también nadie corta.
Una realidad bastante rara se vive en la ciudad. La SAT no da soluciones, los vecinos reclaman pero no arreglan las pérdidas de agua en sus viviendas, las calles están repletas de líquido potable, algunos sectores no tienen para beber, otros tienen para tirar. Al parecer sólo queda esperar a que las autoridades se pongan a trabajar, brinden soluciones concretas o bien, seguir rogando que llueva, para que por lo menos con agua de lluvia la gente pueda cubrir sus necesidades básicas de higiene y consumo.
Exequiel Reinoso
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