“No me obligues a crecer…”

Los niños tienen derecho a la protección contra el trabajo infantil.
Artículo 9 de los Derechos del niño

El 12 de junio se conmemoró una vez más el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, una realidad que día a día se presenta con misma naturalidad con la que el "canillita" deja el diario por la mañana o el "trapito" cuida el auto mientras se hace un trámite.

Cada año son más los niños y adolescentes que, ante la necesidad de sobrevivir, salen a buscar aquello que la vida no le entregó: un poco de suerte. Así entre caramelos, loterías, detergentes y estampitas de santos protectores, intentan seducir al cliente para que le entregue la moneda que lleva plasmada la casa de la independencia.

Este año se ha elegido como tema central a difundir el trabajo infantil peligroso:

"El trabajo infantil peligroso es aquel que por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, puede dañar la salud, la seguridad o la moralidad de los niños y hasta poner en peligro su vida."

En el mundo, 215 millones de niños y niñasse encuentran en situación de trabajo infantil, de los cuales 115 millones están involucrados en trabajo peligroso, y en América Latina suman más de 9 millones. Además, de estos 115 millones, 53 millones más tienen entre 5 y 14 años, y otros 62 millones de 15  a 17 años de edad.

Entre los trabajos peligrosos se encuentran el trabajo agrícola, el doméstico, el trabajo con residuos sólidos, en minas y canteras, en coheterías, trabajo en mercados y explotación sexual comercial.

No se debe dejar de lado el trabajo infantil en que se encuentran atrapados los niños, niñas y adolescentes indígenas, quienes llevan a cabo actividades económicas que son ajenas a las prácticas productivas o culturales tradicionales como la pesca industrial de la langosta, o el trabajo como jornaleros en las fincas agrícolas, que no son en absoluto parte del modo de vida tradicional indígena, sino todo lo contrario. Cabe destacar que se ha identificado una mayor vulnerabilidad de pueblos indígenas por la marginalidad de la que son objeto en los ámbitos políticos, educativos, sanitarios y laborales.

Con todo esto, millones de niños en el mundo son víctimas de su propio destino, a falta de una política que regule y evite por completo que estos inocentes se enfrenten a situaciones que adultos desarrollados son incapaces de soportar.

Por lo antes mencionado, es importante tener en cuenta la siguiente información:

  • La piel de los niños es más delgada, por tanto absorben las sustancias tóxicas con más facilidad.
  • Los niños respiran más rápido y más hondo, por lo que inhalan más polvo y agentes patógenos transmitidos por el aire.
  • Los niños se deshidratan con mayor facilidad debido a una mayor exposición cutánea ya que respiran con más rapidez.
  • Los niños absorben y retienen los metales pesados (plomo, mercurio) en el cerebro con más facilidad.
  • Las sustancias químicas pueden alterar el sistema endocrino infantil (el cual desempeña un papel clave en el crecimiento y el desarrollo).
  • El sistema enzimático de los niños está aun en desarrollo, por lo cual, la capacidad de desintoxicación de las sustancias peligrosas es inferior.
  • Los niños consumen más energía durante el crecimiento por lo tanto están más expuestos al riesgo de toxinas metabólicas.
  • Los niños necesitan más horas de sueño para desarrollarse normalmente.
  • El sistema termorregulador de los niños no se ha desarrollado por completo y por ende son más sensibles al calor y al frío.

La niñez es la etapa en la que se instalan los cimientos sobre los cuales se va a construir el resto de la vida. Todo niño tiene derecho a edificar su vida en equilibrio.

Para más información sobre la Lucha Contra el Trabajo Infantil: www.oit.org.pe/ipec

Fuente: aler (Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica) ; OIT (Organización Internacional del Trabajo)