Eugenio Zaffaroni disertó en Tucumán
/Eugenio Zaffaroni, quien actualmente es Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, visitó la provincia y el día sábado 14 de abril brindó una conferencia que tuvo como eje temático a la inseguridad. A lo largo de su disertación, que duró poco más de 2 horas, tocó diferentes aristas relacionadas de una u otra manera con este tema. Los medios de comunicación y su rol en la construcción de la realidad social fueron entonces uno de los aspectos sobre los cuales reflexionó el magistrado. Al respecto afirmó que los medios construyen una realidad caótica donde el único peligro para la sociedad es la criminalidad común en manos de los "malos". Aquí es donde se presenta, según afirmó, un estereotipo que permite identificar claramente quien es el "enemigo", que en el caso de América Latina (y Argentina no es la excepción) sería el joven de barrio marginal. ¿Cómo se construye ese estereotipo? El mismo Zaffaroni dijo: "Se muestra algún adolescente de barrio precario que hizo alguna barbaridad y se muestra otro que está tomando una cerveza en la esquina y se dice 'todavía no lo hizo'...de este modo se construye un ‘ellos’ y un ‘nosotros’, a los que, para vivir tranquilos tenemos que eliminar. Como no podemos eliminarlos entonces hay que contenerlos, encerrarlos a 'ellos' que son los responsables de que todo está mal, de que no podemos dormir con las ventanas y las puertas abiertas, ellos son los responsables de que nuestros niños no puedan jugar en la plaza, ellos que son los responsables de que no podemos salir tranquilos a la noche. Esto homogeniza al resto de la sociedad, por más que uno quiera ser escultor, el otro panadero, el otro arquitecto, no importa porque así se refuerza el nosotros”.
Ante este mensaje reiterado una y otra vez, dijo Zaffaroni, la demanda de venganza crece y la comunidad política no duda en sacarle provecho. En este punto, el juez afirmó que no son los sectores más conservadores los únicos que piden medidas cada vez más "duras", sino que, al contrario de lo que se cree, son los sectores de izquierda y los partidos más progresistas los que, en busca de demostrar que están del lado de las víctimas, ganar adhesiones y tener el espacio mediático que los mantiene vigentes, prometen proyectos que modifiquen el código penal endureciendo las penas. Pero ni a los medios ni a los partidos políticos les interesan las muertes ni las víctimas.
Fue en este sentido que el juez realizó un resumen comparativo de los índices de violencia en distintos lugares del mundo, de acuerdo a los cuales Argentina se encuentra entre los más bajos. Pero aclara que esto no significa que el país "está bien" sino que sirve para observar cómo con índices totalmente dispares se cimienta el mismo discurso de idéntica gravedad y no se busca averiguar las causas distintivas para trabajar en ellas y prevenir los homicidios. Lo que de alguna manera demuestra, según sus palabras, que a nadie le importan las víctimas.
El colegio Gymnasium, donde se llevó adelante esta presentación, estaba repleto. No solo asistieron estudiantes de derecho, sino también de otras carreras y un público variado y heterogéneo. Todos ellos, algunos con muecas de aprobación, otros con escepticismo y unos claramente disconformes, escucharon a Zaffaroni decir que aumentar años de encarcelamiento no previene los homicidios, que no hay asesino que antes de cometer tal acto lea el código penal para ver como en un menú cuántos años le van a corresponder.
Llegado el momento de las preguntas esa heterogeneidad se hizo mucho más evidente aún. Cuando se le consultó acerca de si existe algún proyecto que controle la "criminalidad mediática" (haciendo referencia a los discursos de los medios) el magistrado respondió contundentemente: "Creo que todo proyecto o iniciativa que de alguna manera directa o indirectamente termine en un control de contenidos de los medios es sumamente peligrosa, creo que todo lo que sea al amparo de la libertad de expresión se combate con más libertad de expresión".
Sin lugar a dudas cada medio cuenta la realidad que se vive desde el lugar de donde la mira y el poder de la repetición es muy grande. No es menos cierto, sin embargo, que cada uno toma de lo que los medios dicen aquellos discursos con los que comulga. Si las ideas que la libertad de expresión permite difundir se combaten con más libertad de expresión significa que la realidad no es ni esa cosa dada ahí afuera, ni esa cosa construida por unos cuantos poderosos, sino que se la construye de manera colectiva en un interjuego de fuerzas. En tanto eso esté presente, nada está perdido.
Gabriela Cruz
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