No a la baja de la edad de imputabilidad: del punitivismo a una justicia restaurativa
/En medio del debate sobre la baja de la edad de imputabilidad, el psicólogo Federico Gómez Moreno, analiza la complejidad del tema desde una perspectiva integral.
El mismo insta a reflexionar sobre la medida y opina que “en nombre de mejorar la ciudadanía para que haya menos delitos, lo que esta propone no es otra cosa más que profundizar en los mecanismos punitivos y de castigo para resolver los conflictos sociales”. A su vez manifiesta que "sería erróneo creer que tenemos uno, dos o tres puntos de vista para abordar esta problemática", en sus palabras, la baja de la edad de imputabilidad debe ser analizada "multiparadigmáticamente, o desde un paradigma de la complejidad”, teniendo en cuenta diversos factores y perspectivas.
Gomez Moreno, quien también es referente del programa Pre Libertad en Patronato de Internos y Liberados, miembro del Centro de Estudios y Acciones en salud mental y derechos humanos (CEA Tucumán) y maestrando de la Maestría en Criminología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), destaca que el porcentaje de adolescentes, menores de 16 años en conflicto con la ley penal, ronda entre el 4 y el 5% y explica qué son importantes estos números, porque “hay una intención de poner en escena la ficción de la problemática de los adolescentes transgresores de la ley, a la misma altura de la problemática del delito real, que tiene que ver más con otras edades y otros tipos de delitos”.
“Hablamos de delito, y en el imaginario lo primero que aparece es el delito contra la propiedad, porque es el que está puesto en escena para generar adhesión social, porque también hay un consenso social, a que la respuesta es la de más sanciones, más castigo y más encierro”. Dice el psicólogo y hace hincapié en la falta de causalidad entre este debate y la seguridad pública, y advierte que “si la política pública de combatir la criminalidad y el delito va a cargar sobre un 4 o 5%, es extraño”. Y comenta “ese recorte no me parece ingenuo, porque es más fácil controlar este número que al resto del porcentaje del delito. Y así armar una ficción de intervención certera en política de seguridad”.
Gomez Moreno expone que el sistema penal juvenil actual, no se ajusta a los estándares internacionales de derechos humanos e insiste: “hay que modificarlo, y eso es un consenso, pero porque básicamente aborda la problemática desde la última dictadura, entonces fue siempre en contramano de la ley de protección integral de infancias y adolescencias”.
El profesional subraya la importancia de no universalizar ni generalizar esta como una problemática adolescente. Según este, los delitos juveniles son más que simples transgresiones; son síntomas de conflictos internos de una cierta población que reflejan una crisis institucional y representativa general, que tiene que ver con lo familiar, lo social y lo político.
En conclusión, el psicólogo propone un enfoque en contra del punitivismo, antiadultista, centrado en la sensibilidad y sostiene que “habría que construir nuevas narrativas, volver a un paradigma del cuidado y pensar las adolescencias desde ahí, porque es pensar a un primo, un hermano, un sobrino, que de repente pueda ser captado por el sistema penal”. E infiere que “tal sistema capta a jóvenes, varones y pobres en su gran mayoría. Entonces también es importante pensar las consecuencias y los efectos de esta ley”. Y propone abogar por alternativas como la justicia restaurativa, que busquen abordar las causas subyacentes del delito y promover la inclusión social.