Leyendo la historia

Imagen: Marianella Triunfetti | Colectivo La Palta

"Marleni tenía 11 años cuando la conocimos en San Juan, un pequeño caserío en las alturas de Cajamarca, cinco horas a pie de la capital de la provincia, adonde hasta 1998 no llegaba ningún medio de transporte público. En el caserío de Marleni no hay letreros para leer, no llegan periódicos, hay pocos libros y aún no llega la televisión. Hasta hace unos años su escuela tenía dos profesores y atendía los seis grados de primaria, pero en el organismo intermedio del Ministerio de Educación correspondiente, se decidió que, por el número de alumnos matriculados, la escuela debía ser unidocente. El maestro a cargo, por su parte, decidió que no dictaría más allá del cuarto grado (...). Marleni llegó al cuarto grado de primaria en 1996. Durante 1997 asistió todos los días a la escuela para escribir en un viejo cuaderno - borrando líneas escritas en lápiz- para no olvidarse de leer y escribir". (1) Marleni, como muchos otros, es una apasionada de la lectura, seguramente en ella encuentra la posibilidad de conocer otras realidades, de luchar contra quien la oprime, de soñar a pesar de que muchos a su alrededor crean en su mundo no hay lugar para los sueños. En la lectura seguramente encuentra las herramientas que le permitirán ser libre, ser dueña de su tierra, ama y señora de su espíritu.

El 24 de Agosto fue instituido como "Día del Lector" en honor al escritor argentino Jorge Luis Borges que nacía ese día de 1899. En honor a él, pero también en honor a Marleni y a quienes encuentran un refugio, una distracción, un arma en la lectura, y a quienes a partir de ella conocen su presente, su pasado y su futuro y la utilizan para escribir su propia historia y la de su pueblo.

Pero antes de convertirse en lectura el texto fue pensamiento, fue sentimiento, fue el recuerdo del pasado y fue el sueño de un futuro mejor, de un futuro en donde no hay lugar para el olvido. Y es así que los pueblos contaron sus historias, sus tragedias, sus genocidios, sus guerras, pero también sus hazañas, sus alegrías, sus luchas por lo que creyeron justo. Y ahora se lee la historia de los pueblos y a partir de allí se viaja hacia donde se quiere.

Y así, a partir de cada lectura, los pueblos originarios, los trabajadores, los desaparecidos, los que pelean por los derechos del planeta, de las mujeres, de los niños, de los homosexuales, son protagonistas de la historia y mientras haya lectura seguirán siéndolo.

Marianella Triunfetti

mtriunfetti@colectivolapalta.com.ar

(1) Género, etnicidad y educación en América Latina. Capítulo 2. Sichra (Compilación).