El carnaval llegó para unir al pueblo

Fotografía de Exequiel Reinoso

El día había comenzado entusiasmado y alegre. Como cada año el carnaval llegaba para reunir al pueblo en un festejo popular y tradicional. Rodeados de colores, música y danzas, cada rincón del país se preparaba para vivir la fiesta de mayor tradición en la historia de la humanidad. Durante la infancia el día era esperado con grandes expectativas. Aún sin saber qué se celebraba, la idea de jugar con agua hacía perder el menor interés respecto al caso. Luego de varios años, cuando jugar con agua no resultaba tan divertido, se podía conocer el verdadero significado de la fiesta. Según algunas personas, la celebración tiene su probable origen en los rituales paganos a Baco, el dios del vino; en los festines que se realizaban en honor al buey Apis en Egipto; o en las "saturnalias" romanas, en honor al dios Saturno.

Algunos historiadores precisan que los primeros carnavales se remontan a la antigua Sumeria, hace más de cinco mil años, pasando luego la costumbre de la celebración a Egipto y al Imperio Romano, desde donde se difundió por toda Europa, siendo traído a América por navegantes españoles y portugueses en época de colonización y conquista a partir del siglo XV.

A lo largo de los años, el carnaval mutó y se adecuó a cada región de la Argentina, generando diversas culturas híbridas, diferentes pero unidas al fin. En algunas regiones, como el litoral argentino, fue fuertemente influenciado por los reconocidos corsos brasileños, lo que generó que una de las características principales sean los carros alegóricos y las coloridas comparsas con trajes típicos de ambos países, adornado por piedras, lentejuelas, canutillos y plumas.

De manera casi antagónica, el carnaval en el noroeste del país tomó una imagen y significado diferente. En el tiempo la celebración se impregnó de raíces indígenas, que entrelazaron los tradicionales cultos a la Pachamana – Madre Tierra –, la adoración cristiana de la Virgen María, y Challa Calchaquí.

Diferentes maneras de celebrar integraron un territorio culturalmente rico. A pesar de las diferencias, el carnaval llegó a Sudamérica para unir con alegría a todo pueblo. Con el solo hecho de jugar con agua, participar de los corsos, recitar coplas o bailar hasta el cansancio, está presente el significado simbólico del carnaval, que representa cierta alteración del orden que organiza la sociedad durante el año.

En los últimos años, para la fecha, aumentaron de manera considerable los accidentes de tránsitos, los robos y la atención médica por el excesivo consumo de alcohol. Sin embargo, esta festividad debe ser tomada con conciencia y responsabilidad ya que el objetivo es la diversión, no el exceso y la violencia.

Exequiel Reinoso

ereinoso@colectivolapalta.com.ar