La segunda conquista
/Han pasado cinco siglos desde que los conquistadores europeos comenzaron con el proceso de exterminio de toda una cultura, una cultura que vivía en paz y armonía con la tierra y la naturaleza, que no conocía lo que era la propiedad privada ya que la única forma de vida que conocían era en comunidad y solidaridad. El día 11 de octubre de 1492 fue el último día de libertad de los pueblos originarios que habitaron América desde los inicios de los tiempos. El 12 de octubre del mismo año llegaron en grandes barcos los europeos sedientos de oro y plata y con el discurso de colonizar y evangelizar a los "indios bárbaros", violaron, saquearon y mataron a toda una población.
El 12 de octubre pero del año 2009, casi como si el tiempo hubiera vuelto atrás y una segunda conquista se llevara a cabo, en la localidad de Chuscha, Darío Amín, terrateniente, y dos ex policías Luis Gómez y Eduardo Valdivieso asesinaron, a sangre fría, al Cacique de la comunidad diaguita Don Javier Chocobar. A casi dos años del trágico hecho todavía no se puede llegar a la instancia de juicio para los responsables quienes con tremenda impunidad todavía se pasean por las calles de Tucumán.
Como todos los primeros martes de cada mes se realizó, en el teatro Orestes Caviglia, la cátedra libre de pueblos originarios. En este encuentro "Fogón Andino" expuso un video en homenaje a Don Javier Chocobar recordando un poco la historia de los pueblos originarios desde la época de la conquista europea, pasando por la conquista del desierto y el reconocimiento, en la Constitución de 1994, la existencia de los pueblos originarios que había sido negada hacía tanto tiempo, hasta llegar al, una vez más, trágico 12 de octubre donde se asesinó al comunero diaguita.
A pesar de que las tierras de los pueblos originarios le pertenecen de manera legítima y esto es reconocido por el Estado Nacional, por lo menos en el papel, los integrantes de comunidades indígenas siguen sufriendo permanentemente el hostigamiento por parte de terratenientes que pretenden adueñarse de sus tierras para usufructuar con ellas.
Han pasado amenazas de muerte e intentos de desalojo violentos que han terminado, en algunos casos, en la muerte, pero las comunidades siguen resistiendo y luchando de manera pacífica para que se respeten sus derechos ancestrales a habitar y trabajar la tierra además de vivir en armonía con la naturaleza.
Marianella Triunfetti
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