Una lucha ancestral

Imagen: Base Riarte, cortesía de Nación Diaguita

Esas mujeres. Durante siglos, le pusieron el cuerpo a un destino que las condenaba al olvido y a la desaparición.

Sus ojos memorizaron cada centímetro de su territorio, de su cielo. Atestiguaron la injusticia y se prometieron no olvidar. Conservaron la lengua nativa y la transmitieron a sus hijos, junto con los conocimientos y la sabiduría acestrales. Supieron cuándo callar y cuándo gritar.

Sus pies dibujaron miles de senderos y muchas veces sus huellas se alejaron, forzadas, de su hogar. Se las ingeniaron, pese a todo, para volver. Sus manos trabajaron la tierra, respetándola y honrándola. Cuidaron de los hijos, de los ancianos, de su comunidad. Tejieron una alianza casi indestructible con su entorno.

Llevan más de quinientos años escribiendo la historia a contramano, en sus propios términos, sabiendo que tienen mucho que perder frente al juego de la política y los intereses económicos. Y sin embargo su lucha no cesa. Su voz no se quiebra. Continúan reclamando que se respeten sus derechos sin encandilarse por las promesas de siempre, sin ser funcionales ni corromper su antiguo trato con sus territorios.

Esas mujeres nacen con su ADN signado por la valentía. Viven defendiendo lo que les pertenece. Y muchas mueren con la tristeza de saberse ignoradas.

Cada 5 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Mujer Indígena, en homenaje a Bartolina Sisa, protagonista fundamental de la resistencia del pueblo aimará contra el avance español. Fue asesinada el 5 de septiembre de 1782.

Cecilia Morán

cmoran@colectivolapalta.com.ar

Fuente: Wikipedia