“Hoy nos sentimos bien, nos sentimos dueños”
/Al recorrer el Barrio Julio Abraham sobre la ruta 304, en Alderetes, nadie se imaginaría que hace más de dos años aquellas tierras estuvieron desiertas, tanto como las respuestas al pedido de viviendas. Por entonces, las 1000 familias que hoy viven allí tenían una necesidad: un terreno en el cual construir su casa y poder vivir tranquilamente. Fue así que el 29 de julio de 2012 decidieron tomar el predio de 40 hectáreas para ubicar sus casillas y saciar, de a poco, esa necesidad que el Estado no atendía. Con el paso de los años, el asentamiento fue tomando la forma que tiene actualmente; un barrio con 42 manzanas, amplias calles, viviendas humildes y espacios destinados a la recreación, como la canchita en la que juegan los niños. Todo se consiguió gracias a organización vecinal que hoy, más que nunca, decide no bajar los brazos y mejorar las condiciones en las que viven.
Para optimizar la infraestructura del barrio, los vecinos lograron que en mayo la empresa EDET realizara un relevamiento para acceder al servicio de energía eléctrica, mediante la instalación de medidores comunitarios. Siete meses después las gestiones obtuvieron resultados y, a mediados de diciembre, estarán colocados los medidores de las primeras tres manzanas. Cumplir con este objetivo es más que gratificante para los vecinos, porque se logrará que todas las viviendas accedan al servicio y se aumentará la seguridad ante las actuales instalaciones clandestinas. Así lo explicó Isabel Roldán, integrante de la comisión vecinal.
Para concretar la instalación eléctrica, el aporte de todos los vecinos fue fundamental. Al no recibir el apoyo del Estado ni de ningún partido político, los cables y postes, exigidos por al empresa, debieron ser comprados entre todos. Para ello, cada manzana eligió un delegado que fue el encargado de representarlos en la asamblea barrial. Allí se decidió cuánto debió aportar cada familia, de acuerdo a los presupuestos obtenidos. La compra de los materiales se realizó mediante la negociación con varios comercios, a fin de obtener precios bajos y productos de buena calidad. Como sostuvo Isabel, entre todos los integrantes se busca la forma de mejorar el barrio. “Le vamos a demostrar al gobierno y al municipio que nosotros vamos a vivir como corresponde, y que tenemos ganas de vivir bien. Nosotros no tomamos esto porque queremos sino por necesidad. Por eso mostramos nuestra necesidad y que queremos estar mejor”, agregó.
Si bien las tierras aún no son suyas, las familias mantienen la esperanza de que el gobierno provincial llegue a un acuerdo con el ingenio Concepción, a quien pertenecerían los terrenos. Mientras tanto, dialogan con el poder ejecutivo y presentaron en la legislatura un proyecto de ley para la expropiación de las tierras. También, contó Roldán, no descartan la posibilidad que el gobierno les de una solución, tal como lo hizo con otros barrios de la capital tucumana. “Nosotros también necesitamos vivienda, también queremos vivir dignamente. A la par de que no se puede, lo vamos a hacer nosotros. Una vez que lleguemos a un acuerdo, vamos a levantar nuestras casas como corresponde. Hoy ya hay casas de materiales y, con toda la necesidad que hay, no pueden perder lo que ya tienen. Por eso, le pedimos a Alperovich que mire por esta gente”, dijo Isabel.
En el mes de agosto, las 1000 familias fueron amparadas con una sentencia de la justicia provincial, la cual estableció que por los próximos dos años, no pueden ser desalojados de los predios. Hasta entonces esperan llegar a un acuerdo, mejorar el barrio y poder comenzar a pagar sus terrenos. Porque lo que buscan no es que se les regale las tierras, sino pagarlas en cuotas accesibles para cada familia. “Hoy nos sentimos bien, nos sentimos dueños. Y supermente [sic] seremos dueños cuando esto se dé, nos expropien las tierras y sepamos cuándo tenemos que pagarlas. Ahí seremos más dueños que nunca”, finalizó Isabel.