La tierra, de quien la trabaja
/Luego de 20 años de lucha por recursos, la Ley de Reparación Histórica para la Agricultura Familiar (LRHAF) ha llegado al boletín oficial. La publicación de ley, sancionada en diciembre, fue la buena noticia de esta semana para la Asamblea Campesina Indígena del Norte Argentino (ACINA) ya que son ellos los que se vienen ocupando de ponerle el cuerpo a la sanción y aplicación de la Ley. La agricultura familiar como forma de vida, ha ido creciendo a lo largo de las últimas dos décadas, especialmente con programas como el ProHuerta, por lo que una ley de regulación y de promoción que de alguna manera apoye a los agricultores era más que necesaria.
José Luis Castillo, miembro de ACINA, cuenta lo contento que se siente no sólo por la sanción de la ley sino porque a partir del largo proceso llevado a cabo, la agricultura familiar se convirtió en una cuestión de importancia para el Estado. El día 25 de febrero, adelanta, un grupo de compañeros de ACINA debe hacer la presentación del plan de ejecución de la ley, en Casa Rosada, a la Presidenta de la Nación. “Eso también para nosotros es muy interesante. Imaginate, de ser campesinos, de armar y discutir una ley, empujar para la aprobación, estar en la discusión de cómo va a ser la ejecución, a que te reconozca el Jefe de Gabinete y que hagamos la presentación con la Presidente de la República, se empieza a dar el reconocimiento y la inclusión que buscamos los agricultores familiares justamente en estas nuevas políticas”.
De cualquier manera, no basta una reunión con autoridades del Estado para garantizar el pleno reconocimiento de las reivindicaciones por las que se lucha. El texto que hace a la ley de agricultura familiar aborda íntegramente las diferentes problemáticas por las que atraviesan los agricultores, brindando soluciones concretas. En él se establece la necesidad de un banco de tierras, se habla de educación para los agricultores, se habla de aprovechamiento de las capacidades de los diferentes territorios, de biodiversidad y tratamiento sustentable de la tierra, hasta de fortalecer la organización de los agricultores.
Si bien la ley, en papel, aparenta ser muy positiva y ha llegado incluso a declarar la agricultura familiar como una cuestión de interés público, habrá que ver cómo es implementada. Sobre todo, partiendo de la base de que el presupuesto es menor al solicitado por los agricultores. De cualquier manera, Castillo se muestra optimista al respecto. “Nosotros quisimos dos mil millones de pesos. Pero imaginate que venimos de años anteriores de ejecutar cien o ciento cincuenta millones de pesos y ahora tener mil quinientos es un logro, ¿no? Nosotros decíamos que era dos mil lo que necesitábamos para llegar a las dos mil explotaciones que hay más o menos en Argentina. Este año se verá si nos alcanza o no. Trataremos de ejecutarlos de la mejor forma. Esto también va a servir para saber cuántos compañeros quedan sin recibir”. Lo que sí es preocupante es el porcentaje de tierras que aún están en manos de los capitales concentrados. Sólo 300.000 explotaciones son de agricultura familiar, aclara Castillo. El resto es para monocultivos, “pero que tengamos una ley, que tengamos presupuesto, que la ley hable de un banco de tierras, que hable de educación campesina, que hable de biodiversidad, me parece que es más que importante” contrapone.
Todo lo que se pueda decir a futuro, hoy es vano. Hace falta ver cómo se benefician estos pequeños productores con la implementación de esta nueva ley y si de verdad pueden hacer retroceder a los grandes capitales concentrados agroexportadores. De ser así, gracias al enfoque integral con el que la asamblea trabaja la agricultura familiar, será un gran alivio; no solo para la tierra, para ni para las pequeñas economías familiares, sino para cientos de comunidades. “Nosotros no solo queremos usar ese monto en la producción y en la comercialización. Nosotros queremos avanzar en el saneamiento de tierras. También en el fortalecimiento de las organizaciones porque todos estos logros que hoy podemos estar difundiendo son producto de los últimos 20 años de organización campesina y no solamente lo hacemos trabajando. También en algún momento de la noche tenemos que discutir políticas públicas y discutir una ley con presupuesto en Argentina donde tenemos fuertemente el capitalismo, me parece que es un logro”, concluye Castillo.