INTA: ajuste, despidos y el riesgo de perder autonomía
/Foto: Nicolás Suarez
“El INTA tiene 6000 personas. En 2003, la planta era de 3000. Si realmente es una organización que durante muchos años generó servicios para el campo, ¿por qué hoy necesitan más de 6000 personas? Tiene sentido evaluar qué es lo que está haciendo”, expresó Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, en una entrevista televisiva. Sus declaraciones se dan en el marco de un fuerte ajuste en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el anuncio del Gobierno nacional de implementar un “Plan de Modernización” del organismo.
Desde su creación en 1956, el INTA impulsa el desarrollo de investigaciones para mejorar la actividad agraria y la vida rural. Este organismo se extiende por todo el país a través de Centros Regionales, 53 Estaciones Experimentales y más de 200 Agencias de Extensión Rural. También cuenta con seis centros de investigación y 22 institutos.
La medida del Gobierno implica el despido de 1500 trabajadores y trabajadoras del organismo y de 100 becarios y becarias. También, prevé la venta de edificios y tierras -acción que ya se implementó en Buenos Aires y Salta- y cambios en la gobernanza. Este Plan de Modernización se da en un contexto de máxima caída histórica en la inversión del Estado en las áreas de ciencia y técnica, la cual disminuyó un 32,9% en 2024.
Pérdida de gobernanza y autarquía
La gobernanza del INTA es público-privada, es decir, las entidades del sector productivo definen, junto con el gobierno y la comunidad científica, las líneas tecnológicas que se implementarán. El Instituto posee un Consejo Directivo conformado por cinco miembros de asociaciones de productores, representantes de las Facultades de Ciencias Veterinarias y de Agronomía de las Universidades Nacionales y tres representantes del Poder Ejecutivo Nacional. “Estos son los pilares que permitieron al INTA constituirse como referente nacional e internacional en la investigación y desarrollo de tecnologías para el sector agropecuario del país”, dice Fernanda Farias, secretaria general de la Asociación del Personal del INTA (APINTA), Sección Tucumán.
Con la reforma impulsada no se tendrían en cuenta a las entidades rurales ni a las universidades para la toma de decisiones. Esto implicaría una pérdida de la autarquía y de la gobernanza de la institución, es decir, dejaría de tener independencia financiera y de gestión. “Esto se traduce en una mayor dependencia del Poder Ejecutivo”, advierte Arias.
“En INTA Famaillá hay mucha incertidumbre y preocupación de los trabajadores por posibles despidos y la posibilidad de desfinanciamiento y desguace de la institución. También por el posible cierre de Agencias de Extensión, y la pérdida de Centros Regionales del país”, sostiene la delegada gremial. Desde APINTA Seccional Famaillá se vienen realizando asambleas y piden apoyo tanto del Gobierno provincial como nacional. “Tenemos la firme convicción que el futuro del INTA es un asunto público y necesitamos el apoyo de todos los sectores y comunidad en general”, agrega.
70 años de desarrollo e investigación
La provincia cuenta con el Centro Regional Tucumán - Santiago del Estero, donde se articulan las acciones que se llevan a cabo en ambas provincias. Además, posee 11 Agencias de Extensión a lo largo del territorio, una Estación Experimental Agropecuaria, ubicada en Famaillá, y el Instituto de Investigación Animal del Chaco Semiárido, en Leales.
A lo largo de los años, en Tucumán se llevaron adelante diferentes investigaciones relacionadas al desarrollo de variedades de caña de azúcar, tecnología para la producción de frutilla en Lules y la producción y certificación de semillas cítricas. También se impulsó la diversificación productiva en los departamentos de Monteros, Simoca y Leales y el fortalecimiento de la cuenca lechera en Trancas, que representa el 96% de la producción lechera de la provincia.
También brinda asistencia a las Cooperativas Cañeras para su desarrollo tecnológico y promueve la agroecología y el agregado de valor. Para ello, articula con más de 180 organizaciones sociales, ferias populares y gobiernos locales.
A nivel nacional, el INTA realizó diversos avances que tuvieron incidencia en la vida práctica de las personas. Entre ellos, la elaboración de una avena apta para celíacos y el desarrollo de un queso que ayuda a reducir el colesterol. Asimismo, desarrolló la vacuna contra el virus de la fiebre aftosa, que produce la muerte de vacas y toros, y afecta la producción de leche de los animales. Además, lleva adelante remates de ganado para pequeños productores y cursos de formación técnica.
“El INTA es desarrollo productivo. Representa investigación y transferencia de calidad, con personal altamente capacitado, con reconocimiento internacional y nacional. El INTA es soberanía en cada rincón de la República Argentina”, concluye Fernanda.