Una muerte que es bandera

Fotografía de Bruno Cerimele

Morir por la tierra. Un concepto que no muchos pueden llegar a entender. Pero para algunos es un principio de vida. La madre tierra. Madre, porque da la vida, los frutos, la esperanza. Y es madre de todos, porque a todos acoge y brinda cobijo. No es de nadie y es de todos. Así es como conciben a la tierra los pueblos originarios. Así es como la concibe la comunidad de Chuschagasta. Así, la entendía y amaba Javier Chocobar.

Y murió por entenderla y amarla de esa manera. Lo asesinaron quienes pretenden ser propietarios de esas tierras comunitarias que son hogar y fuente de trabajo de muchas familias desde hace siglos. “No es justo que estos seudoterratenientes decidan cuándo tenemos que vivir y cuándo morir”, reflexionaba Omar Ávalos, representante en el Consejo de Participación Indígena (CPI).

Don Javier Chocobar fue asesinado el 12 de octubre de 2009.En el mismo hecho tres personas más fueron heridas de gravedad. El terrateniente Darío Amín llegó a la comunidad de Chuschagasta (Trancas) acompañado de Luis Humberto Gómez y Juan Valdiviezo, ambos ex policías pertenecientes al comando parapolicial Atila, del Malevo Ferreyra. La familia de Amín reclama esas tierras como de su propiedad, es por eso que estando en el lugar hicieron disparos de armas contra los comuneros que defendían su tierra de manera pacífica.

A casi cuatro años del asesinato de don Chocobar la justicia aún no llega. Pero su muerte constituye una bandera de lucha que todos han hecho propia para visibilizar la situación de hostigamiento y vulnerabilidad que sufren las comunidades en todo el país. Porque la muerte de Chocobar no es un hecho aislado, resume siglos de un proceso que se basó en no reconocer los derechos de los pueblos indígenas y en el exterminio físico y cultural. “Javier Chocobar es el mártir que tenemos, vamos a gritar a los cuatro vientos la falta de justicia”, decía Santiago Mamaní, representante en el CPI.

Según comentó en conferencia de prensa el abogado Gustavo Paliza, aún no hay fecha de juicio oral, y el requerimiento de elevación a juicio todavía no está firme respecto al imputado Gómez.

Para exigir celeridad en la búsqueda de justicia es que, el pasado miércoles, familiares de don Chocobar, comuneros de diferentes puntos de la provincia, organizaciones sociales y población en general salieron a la calle a decir ¡Aquí estamos, no nos van a callar!

"Nos matan, nos expulsan, nos quitan lo poco que nos queda. La sociedad tucumana tiene que ver esta falta de respeto, por eso la marcha", concluía Santiago Mamaní.

Marianella Triunfetti mtriunfetti@colectivolapalta.com.ar