“El 12 de octubre es un pacto con nuestras abuelas”

Foto: Gentileza Susana Maresca

“En Bolivia, los dos candidatos a la presidencia han planteado que no va a haber Estado plurinacional, que van a volver a la república y que va a volver el día de la raza, igual que aquí y que en Chile. Pero yo creo que lejos de pensar que estamos perdiendo lo que hemos logrado, hay que preguntarnos ¿qué hemos logrado?”

La pregunta que se hace Adriana Guzmán -escritora, activista y feminista aymara- es parte de una invitación a repensar la memoria, el tiempo y la vida desde una mirada descolonizadora. En esta charla, donde responde siempre en plural dando cuenta de que la única lucha en la que cree es colectiva, recuerda que el 12 de octubre es el Día de la Resistencia Indígena. “Para nosotras, el 12 de octubre es un pacto con nuestras abuelas, con nuestras ancestras que han sido asesinadas por vivir con dignidad. Su sangre no ha sido derramada en vano”, dice mientras propone mirar la fecha no como un día de conmemoración, sino como continuidad de las luchas ancestrales. “Más allá del nombre que le ponga el Estado, lo importante es el nombre que nosotras le vamos a poner. Y para nosotras es seguir caminando el camino de las abuelas, de las ancestras que fueron asesinadas por vivir con dignidad”.

Adriana es integrante de la organización Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia y parte de la red Feministas del Abya Yala. Sostiene que la lucha no tiene fronteras. “No respetamos las fronteras de los Estados, porque nosotras creemos que somos un solo pueblo, que como pueblo aymara estamos en muchos de esos que se han llamado países”, explica. 

Nombrar el Abya Yala es parte de esa lucha sin fronteras impuestas. Porque ese es el nombre del continente americano proveniente del Guna -idioma hablado por el pueblo Guna en Colombia y Panamá- que ha sido traducido como 'territorio salvado, tierra de sangre, tierra madura', 'tierra de sangre vital' o 'tierra en plena madurez'. “Como aymara creo que es importante la cosmovisión, la memoria para caminar, pero no es suficiente”, comenta y aclara que es parte de un feminismo nacido de la calle, de las balas y de la resistencia. “Porque si uno no es feminista, entonces el patriarcado se recicla hasta en la cosmovisión”.  

Feministas por necesidad

Ese feminismo comunitario, dice Adriana, no es una etiqueta sino una herramienta de defensa. “Nosotras somos feministas por necesidad. Porque lo necesitamos para que el patriarcado no se meta dentro de nuestras comunidades ni dentro de nuestras camas”, señala. Y en ese recorrido de lucha se hace urgente, dice, “reconocernos como mujeres, para no dejar de mirar el patriarcado. Y, sobre todo, como mujeres indígenas empobrecidas, porque hay colonialismo, hay extractivismo, pero a nosotras nos va peor. A nosotras nos matan, nos explotan, nos desaparecen nuestras hijas, nuestras hermanas”. 

Advierte que ni el Estado ni las izquierdas han podido erradicar las violencias, y que los varones deben asumir su propia lucha antipatriarcal. “Todas las luchas que sostenemos son bien difíciles para nosotras las mujeres si los compañeros no cuestionan su machismo. Ellos bien pueden hablar del patriarcado, del capitalismo, pero si nos violentan, si no nos escuchan, si en los sindicatos siguen tomando solo ellos la palabra, si en las organizaciones de izquierda siguen ellos mirando solo el Estado, sin escucharnos a nosotras, cambiar todo es aún más difícil”. 

Esos compañeros, dice Guzmán, tienen que hacerse del cuidado, de la casa y aclara: “no solamente para que nosotras descansemos, sino para que ellos recuperen su relación con la vida, porque la han perdido, no se relacionan con nada vivo, ni con las plantas, ni con las guaguas, ni con las abuelas”.

Descolonizar el tiempo

Una de las ideas más potentes de Guzmán es la necesidad de descolonizar el tiempo. “El sistema nos ha impuesto su tiempo. Hasta durmiendo estamos pensando en lo que tenemos que hacer. Esa ha sido la forma de colonización de nuestra vida, de nuestro propio deseo, de nuestro placer. Porque con el estrés, ¿cómo te enamoras? ¿Cómo luchas?”. Para esa descolonización, afirma, es fundamental recuperar el espacio para compartir, para hablar. 

Foto: Gentileza Lirolay Gerónimo

Su reflexión toca directamente a quienes hacen comunicación popular. “No todo puede ser 120 caracteres o un minuto para un reel o un TikTok. La opción política para un medio popular pasa, también, por preguntarte qué tiempo le vas a dedicar a tu comunicación”, y desde esa mirada, invita a sostener la palabra larga, la conversación y la reflexión, en lugar de ceder al ritmo acelerado y ansioso de las redes sociales.

Adriana se despide de la entrevista y de la provincia comentando los lugares que ha visitado y que le tocará visitar. “Como dicen nuestras hermanas Naza, en ese territorio de Colombia, hay que caminar la palabra, hay que caminar hablando, lo han hecho ancestralmente nuestras abuelas y abuelos, por todo esto que le llaman el norte argentino y parte de Bolivia, han caminado hablando de los problemas que tenían, Entonces, ¿por qué no lo vamos a hacer nosotras? ¿Qué más vamos a hacer sino luchar?”, reflexiona la mujer que entiende que la lucha no es un día, ni sola, ni en un solo lugar. Es colectiva, cotidiana y sin fronteras.