Derechos de infancias y adolescencias: un diagnóstico catastrófico
/foto: italo lautaro vaca navarro
“'¡Estamos fritos!'; no para de decir Roberto. No se imaginan todas las cosas disparatadas que pueden pasar aquí abajo mientras ellos están dale que dale mirando para arriba”. Dice un fragmento del libro Dailan Kifki de Maria Elena Walsh, y Gabriela Magistris lo trae a colación al hablar de las políticas públicas en materia de desigualdad, pobreza infantil y violencias contra las infancias en Argentina.
Gabriela es abogada, profesora de ciencias jurídicas y doctora en ciencias sociales, y en su análisis habla de un diagnóstico “bastante catastrófico”, y asegura que en el último año no ha habido políticas efectivas para paliar la pobreza y la desigualdad en el país. Por el contrario, sostiene que han existido políticas que han acentuado estos problemas.
“A fin de año, el presidente dijo que bajó un 20% la pobreza en Argentina. Pareciera que esta medición viene solamente en función de los indicadores de la economía”, explica Magistris, quien también es educadora popular en temas de niñez, adolescencia, derechos humanos y géneros. Y continúa: “los que han ganado más con este gobierno son los sectores concentrados de siempre y particularmente el capitalismo financiero. Con el objetivo de generar o de impulsar el déficit cero, generaron políticas para criminalizar todo lo que tenga que ver con la pobreza y la desigualdad”.
La profesional también es integrante de la organización Ternura Rebelde y a su vez participa de la Mesa de Articulación de Niñez, un espacio federal que reúne a organizaciones sociales, profesionales, y académicos que trabajan problemáticas de este sector. “Ya llevamos un año, me acuerdo que el primero de enero del año pasado ya estábamos reuniéndonos, porque se avecinaba un mundo distópico en el que ya estamos”, dice la abogada y reconoce que fue peor de lo que pensaron. “En algún punto tuvimos iniciativas interesantes con la participación de niñeces, pero el contexto dificulta el sostenimiento”.
Infantilización y feminización de la pobreza
foto: italo lautaro vaca navarro
Magistris destaca que la pobreza afecta principalmente a las niñeces, adolescencias y mujeres, y que se ha producido un fenómeno de infantilización y feminización de la pobreza. Esto se refleja en la falta de políticas efectivas para abordar la violencia de género y la pobreza en estos grupos.
La docente explica que el objetivo de esta gestión queda a la vista con decisiones como “sacar el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y todos los programas asociados a la violencia de género, y con relación a los ingresos de las mujeres, con por ejemplo la jubilación para las amas de casa, un reconocimiento a un derecho histórico de las mujeres. Lejos de entenderse eso, son las vagas que nunca trabajaron y que ahora quieren que el Estado les pague”.
“El sistema de protección de niños, niñas y adolescentes, simplemente es, cuando funciona bien, un generador de urgencia - demanda, pero en todo lo que tiene que ver con la promoción y la prevención, que es lo que después va a impactar para no tener que llegar a institucionalizar a las infancias lo hemos eliminado de nuestra vista”. Dice la educadora y asegura que “no es solamente de este gobierno en particular, pero en este se ha debilitado más aún”
La situación de la educación
En cuanto a la educación, Magistris afirma que el diagnóstico es "desolador". “La educación pública ha sido debilitada y que ni siquiera es un ministerio, es parte del Ministerio de Capital Humano, quedó subordinada a ese nivel”. Gabriela menciona que al producirse recortes en programas socioeducativos, como en la educación sexual integral (ESI), es una decision sin fundamentos, teniendo en cuenta que es una herramienta fundamental para abordar el abuso sexual en las infancias, la violencia de género y la salud sexual.
La doctora en Ciencias Sociales destaca la importancia de la educación popular en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Sin embargo, refiere que esta enfrenta dificultades para sostenerse en el tiempo por la fragmentación de los esfuerzos debido a la falta de recursos.
Para cerrar, la profesional advierte que “nos falta rebeldía, quizás porque estuvimos dormidos mucho tiempo”, e invita a mirar la experiencia chilena, “antes de la rebelión en las calles de Chile, ellos decían que fueron 30 años de estar dormidos mirando para otro lado y un día les estalló en la cara”. La rebeldía, dice, es el motor para poder agenciar transformaciones y que hay que hacerlo desde la ternura, porque es una condición política básica para respetarnos intergeneracionalmente entendiendo las particularidades de cada individuo.