El conflicto que marca territorio en Latinoamérica

Las constantes luchas campesinas por la propiedad de sus tierras en América Latina se hicieron cada vez más visibles en los últimos años. Movimientos indígenas a lo largo de Latinoamérica mantienen hoy la preocupación por la defensa de sus derechos y, de alguna manera, incrementan su participación y su incidencia en las naciones. En Paraguay sucedió algo que pone en el tapete el tema y que tuvo consecuencias severas. En las últimas semanas el Jefe de Estado Fernando Lugo fue destituido de su cargo tras haber sido juzgado en un juicio político por el Congreso paraguayo. El detonante de esta situación fue la masacre de Curuguaty, donde once campesinos y seis policías murieron luego de un intento de desalojo a 150 “ocupantes” de la hacienda de un empresario paraguayo. Al parecer, estas tierras eran del Estado y fueron otorgadas ilegalmente a un terrateniente llamado Abad Riquelme durante la dictadura paraguaya.

El conflicto tiene su característica particular al recodar que Lugo asumió al poder compartiendo su interés por poner en práctica una reforma agraria integral que acabara con la distribución totalitaria de tierras implementada por el gobierno de Stroessner. Por ello es que se duda de la causa por la cual se imputó a Lugo y se mantiene en el aire la sospecha de un golpe de estado encubierto por parte de la derecha opositara de Paraguay para frenar el avance de la reforma agraria.

Sea como fuere lo ocurrido con el ex obispo y, ahora, ex presidente Lugo, es un claro ejemplo de la fuerte significación e importancia de los pueblos originarios en Latinoamérica. Estas comunidades, que fueron pisoteadas por gobiernos neoliberales y atacadas de lleno por una oligarquía de ideas coloniales, hoy ya no pasan desapercibidas. Los pueblos empiezan hacer escuchar su voz en el territorio latinoamericano y su influencia cada vez es más profunda.

En Tucumán, sin ir más lejos, es posible detectar una movilización por parte de universidades y organizaciones populares que intentan revalorizar a las comunidades indígenas. Se trata de la Cátedra Libre de Pueblos Originarios, coordinada por la Universidad Nacional de Tucumán, Fogón Andino y ANDHES (Abogados y Abogadas del Noroeste Argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales). Así, dar a conocer la historia de los ancestros dueños de tierras, sus costumbres, creencias y luchas permite generar conciencia social con respecto al tema.

Aunque esto generó un conflicto profundo y aún quede mucho para que la lucha esté ganada, es cierto que los pueblos originarios se hacen sentir en las tierras americanas que tanto protegieron a lo largo de la historia.

Javier Sadir

jsadir@colectivolapalta.com.ar