La pieza fundamental en la educación argentina

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El sistema educativo argentino tiene una amplia cobertura territorial que permite el acceso a la escolaridad a la totalidad de la población. Ello se refleja a partir de la nueva ley de educación, promulgada en el año 2006 y que permite ver el esfuerzo por garantizar la igualdad de oportunidades y la valoración social de las familias que mandan a sus hijos a la escuela. Sin embargo, buena parte de la población no logra terminar los niveles obligatorios y sufre a lo largo de su escolaridad, situaciones que le dificultan el progreso y que terminan en abandono. Una de estas situaciones es aquella en la que los educandos no logran cumplir con todo el ciclo de aprendizaje establecido para cada nivel o grado de escuela, lo que tiene como consecuencia que se deba repetir el curso. Ante esta problemática, días atrás, el Consejo Federal de Educación dio a conocer la resolución nacional que establece que los dos primeros años del nivel primario, osea 1º y 2º grado, serán tomados a partir del 2014 como un solo bloque pedagógico, es decir, los niños no podrán repetir el primer año.

La medida fue consensuada entre los 24 ministerios de educación provinciales, dado a que se busca que todos los niños puedan leer y escribir al término del segundo grado y darles el tiempo necesario para que todos cumplan ese objetivo, sin tener que repetir y empezar desde cero.

El titular de la cartera educativa nacional, Alberto Sileoni, explicó que a los medios que el espíritu de la resolución es no sujetar a niños de seis años a un canon riguroso, si no darles un tiempo más. Además dijo que hay una evidencia física y psicológica que es cortada por una exigencia administrativa, que dice que en ocho o nueve meses un niño tiene que cumplir todo el ciclo de aprendizaje.

Mediante el dictamen de cada política educativa resulta importante preguntarse cómo es que será implementada. Esta entrará en vigencia el año próximo, buscando en su discurso la igualdad de oportunidades pero, más allá de las palabras, lo que importa es la acción. Y ésta está en manos de los docentes, los que cada día acompañan a los chicos en el aula.

El Estado dice que la nueva medida busca a acompañar a los alumnos en su proceso de aprendizaje, pero es la maestra la pieza fundamental en la implementación de cada medida. Así, por ejemplo, con el programa “Conectar Igualdad”, el Estado brinda a los alumnos una netbook, con el objetivo de trabajar en el aula con las nuevas tecnologías. Pero no sirve de nada tener los aparatos si el docente no está capacitado y comprometido en trabajar. Y aquí surge una pregunta: ¿qué sucede si el compromiso no existe?

Muchas experiencias  han demostrado que sin la predisposición del docente los objetivos son muy difíciles de consolidar. De este modo, el espíritu que promueve cada proyecto queda perdido en papales, en la nada misma. Resultaría interesante que el Estado y los maestros repiensen su papel dentro del aula y ver hasta qué punto la educación del pías de depende de un compromiso que existe en algunos docentes pero no en otros.

Exequiel Reinoso

ereinoso@colectivolapalta.com.ar