“La salida de la crisis económica no puede ser la destrucción de la naturaleza”

Encuentro de Defensores de la tierra | Foto de Elena Nicolay

Encuentro de Defensores de la tierra | Foto de Elena Nicolay

Hace más de 500 años que los pueblos son testigos de un modelo de saqueo de la tierra y contaminación ambiental. En este sistema productivo que atropella los territorios subyacen múltiples violencias. Hablamos de destrucción de biosistemas, de extinción y de escasez de los recursos naturales, pero hablamos también de las consecuencias sociales, como el desalojo y el genocidio de comunidades indígenas y, a su vez, del empobrecimiento acelerado de culturas.

La lucha por la defensa del medio ambiente y el respeto a la biodiversidad hace eco desde que los modelos productivos entendieron cuan rentable es hacer uso de la tierra y sus recursos sin atender a la responsabilidad que eso implica. Existen decenas de asambleas y colectivos socioambientales invisibilizados que hacen frente a todos los impactos directos de ese sistema y que confluyen en una sola acción: detener el avance masivo de los modelos de producción extractivistas y remarcar que vamos hacia una emergencia ambiental.

La Acción Plurinacional por el Agua, la Vida y los Territorios convocada por estas asambleas socioambientales para el sábado 12 de diciembre se desarrollará a nivel continental en más de 40 puntos ubicados en Argentina, México, Guatemala, Chile, Panamá y Colombia. En Tucumán la actividad se inicia a las 17 con una Bicicaminata desde el Parque Avellaneda y cerrará con un festival artístico en la Plaza Urquiza. Estos grupos sostienen que los pueblos se enfrentan a un ecocidio sin precedentes y así lo resaltan en un documento que difundieron recientemente: “tenemos propuestas para construir otro modelo de vida basado en el respeto y la armonía con la Tierra. No permitiremos que la salida a la crisis económica de los Estados se realice a costa de la destrucción de la naturaleza de la que somos parte”. 

En nuestra provincia son diversas las agrupaciones ecologistas y socioambientalistas que estudian la problemática. La megaminería a cielo abierto ha sido una de las actividades más denunciadas por estos colectivos en el norte argentino. El funcionamiento de la Minera Bajo de la Alumbrera para la extracción de cobre y oro -ubicada en Catamarca- ha originado el levantamiento de todo el pueblo de Andalgalá en contra de la contaminación de aguas dulces, recurso esencial para la vida. En la actualidad, la oferta de explotación de la minera Agua Rica, en cercanías del mismo pueblo, amenaza nuevamente a la comunidad ya que pretende potenciar los efectos perjudiciales que produce el yacimiento. 

“Se trata de un modelo de producción que prioriza la rentabilidad a cualquier costa y que cada vez se pone peor. Hay muchos frentes ante esto porque la política es la misma: buscar inversión para el desarrollo de negocios particulares”, cuenta Myriam Genisans, presidenta de la asociación civil Pro Eco de Tafí Viejo. Desde hace años vienen haciendo frente al desarrollo de la megaminería, aún cuando no había facilidades para hablar de estos temas. “No aceptaban relacionar el vínculo de la naturaleza con las problemáticas sociales. Hay una sociedad sin intentos de atender la emergencia ambiental y sectores que ocasionalmente se dinamizan con problemas que sienten más propio”, comenta.  

Myriam Genisans en el Encuentro de Defensores de la tierra | Foto de Elena Nicolay

Myriam Genisans en el Encuentro de Defensores de la tierra | Foto de Elena Nicolay

Ahora nos toca a nosotros

Por otra parte, hay un grupo de jóvenes que está preocupado porque no se resuelven cuestiones de fondo en cuanto al cambio climático. Agustina Tarcaya tiene 25 años y forma parte de la agrupación Salvando salvamos. Este grupo, que articula con Jóvenes por el Clima a nivel nacional, nació el año pasado tras la primera movilización mundial por el cambio climático con la misión de generar un cambio estructural del sistema mediante la concientización o la reeducación social.

“Cuando uno es chico tiene cierta sensibilidad respecto del mundo que lo rodea y está presente la preocupación sobre quién se va ocupar de ciertos temas o quién hará que se eviten tales cosas. A través de la agrupación me fui dando cuenta de que nos habíamos olvidado del lugar que nos correspondía como ciudadanos. Habitamos la tierra y tenemos una responsabilidad para con ella”, explica. 

“Exigimos a nuestros funcionarios y a la clase dominante que tome las acciones correspondientes; conocer cuáles son las propuestas en cuanto a la crisis climática y cómo la piensan remendar porque la verdad es que la información ambiental no existe. Queremos esos datos para hacer una contrapropuesta y, sobre todo, para seguir pidiendo que se tomen medidas”.

Una nueva política económica profundizó la preocupación. El acuerdo porcino con China llevado adelante por el Gobierno -para abastecer al mercado del país asiático con la producción porcina local- provocó la creación del frente Tucumán Contra las Megafactorías, al que integran distintas organizaciones ambientales. Entre ellas está Extinción Rebelión, que se define como un movimiento de desobediencia civil no violenta. 

Belén Reynals, de 21 años, es una de sus miembros y dice: “la crisis ecológica y climática pone en juego nuestra propia existencia. Se espera que sea mucho peor de lo que dicen. Es normal que la gente se sienta angustiada, con incertidumbre o con miedo porque nosotros también nos sentimos así. Pero estamos juntes y ese es el mejor antídoto: el activismo. Las acciones de la agrupación tienen como primer objetivo que los gobiernos digan la verdad acerca de la emergencia climática y ecológica en la que nos encontramos. El segundo objetivo es que actúen ya. Es importante que se habiliten todos los mecanismos de participación directa y transparente para que la transición hacia el modelo sustentable sea lo más justa para todos los territorios en su amplia diversidad”.

Belén Reynals en el Encuentro de Defensores de la tierra | Foto de Elena Nicolay

Belén Reynals en el Encuentro de Defensores de la tierra | Foto de Elena Nicolay

El avance de la crisis ambiental no parece algo difícil de entender; sin embargo, muchas veces suele verse como una problemática ajena a nuestra realidad. “Cuesta entender porque es vivir en una hermosa ilusión de no ver las consecuencias futuras -comenta Tarcaya-. Es importante remarcar que hay una gran parte de la sociedad que está despertando y se da cuenta de que no se puede sostener la forma en que vivimos. La realidad es muy cruda, nosotros tenemos la suerte de no estar sufriéndola, pero hay muchas personas que sí la sufren, sin agua ni alimento, que viven siendo fumigados o que son amenazados y desplazados por las grandes empresas de sus casas”.

Avanzar con distintos proyectos que amenazan nuestra existencia ya no es negocio.


Las asambleas participantes pueden verse en el siguiente link que detalla la proclama común: https://docs.google.com/.../1oZPBf5Rm3NglHxOL8FyW2SJ.../edit - 

Accedé al Mapa de acciones, Extractivismos y Resistencias aquí: https://bit.ly/3qHVAiK