El reciclado en peligro, la resistencia alerta

Foto: ALEJANDRO sARMIENTO | La Palta

“La cabeza del cartonero ya de por sí es distinta al resto de los ciudadanos por su tipo de trabajo, como el de la gente que vive en situación de calle”, afirmó en una entrevista radial Diego Kravetz, secretario de seguridad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Kravetz, de 52 años, estudió en una escuela pública de gestión privada de origen alemán ubicada en el barrio de Once. Al egresar de Cangallo Schule, y luego de cursar la carrera de abogacía en 1996, se recibió en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Desde hace 21 años se dedica a la política y ocupa diferentes cargos. El Secretario de Seguridad, también afirma que el trabajo de cartoneras y cartoneros es muy solitario, ¿será que el funcionario conoce a la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR)?

Desde el 19 de junio, la Federación junto a más de 100 organizaciones ambientalistas se encuentran en estado de alerta. Un conjunto de decisiones políticas atentan directamente contra de la actividad. Una de estas es la habilitación de importación de residuos sin regulaciones adecuadas, lo que genera que no se priorice el mercado interno. Esto produce una caída en los precios de los materiales reciclables frente a los materiales importados y paralización de la industria recicladora nacional por sobre stock de materiales. Merry Anastasio, coordinadora de FACCyR en Tucumán, comenta que cada día son más las personas que se dedican a recuperar residuos, pero que la situación es crítica, “ya que los compañeros caminan muchas más horas, para juntar mayor cantidad de material y hacer menos plata”. Esto empuja a recuperadores y recuperadoras a continuar arrinconados en los márgenes del sistema. Mientras que en los barrios populares, los alimentos han registrado un aumento cercano al 100% en solo cuatro meses, según releva en su último informe el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi), a recuperadores y recuperadoras les bajó el salario entre un 40 o 50%.

En un comunicado FACCyR advierte, también, los siguientes puntos a tener en cuenta: 

  • Falta de ejecución de préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destinados a cerrar basurales a cielo abierto. Esto tiene como consecuencia directa la proliferación de microbasurales a cielo abierto, afectando la higiene y salud pública.

  • Disolución del Ministerio de Ambiente que atenta contra el cumplimiento de la legislación nacional e internacional en materia ambiental y que se refleja en aumento en la emisión de CO2 y empeoramiento del cambio climático.

  • Disolución del Ministerio de Desarrollo Social y del programa Argentina Recicla, que impulsaba el reciclado con inclusión de cartoneros y cartoneras de todo el país. Esta medida no solo afecta a los recicladores, sino que también empuja a miles de jóvenes a la miseria y aumenta el riesgo de que el narcotráfico se multiplique en las barriadas populares.

Frente a esta situación de extrema vulnerabilidad, Cecilia Flores, promotora ambiental, considera que las declaraciones de Kravetz son inhumanas. “Los compañeros que andan cartoneando no tuvieron otras oportunidades, no nacieron en cunas de oro”, asegura y agrega que su trabajo no solo busca solventar sus necesidades, sino también hacer un bien al ambiente. “Hoy en día ni los jóvenes pueden conseguir trabajo, se tienen que reinventar y a veces al no tener posibilidades son muy vulnerables y cometen errores”, comenta. Es por eso que desde la FACCyR acompañan y realizan ollas populares para asegurar un plato de comida caliente a esas personas que, luego de poner el cuerpo todo el día juntando el material y empujando sus carros, es el único alimento al que acceden. 

Cecilia ruega a les vecines que continúen separando, que hoy más que nunca les colaboren. Asegura que a pesar de que la situación en Tucumán continúa sin represión por parte del Gobierno provincial, están alertas. También se solidariza con les compañeres que sufren persecución, discriminación y violencia en otras provincias. “Nuestro lema es: ‘si tocan a uno, nos tocan a todos’. Por eso a cualquier compañero a quien estén avasallando sus derechos, nosotros le acompañamos y resistimos”. 

Ángela Rodríguez, conocida como “Angie”, cuenta su ruta de trabajo. Viaja en su carro y, en ocasiones para buscar el material, rompe algunas bolsas de basura, lo que produce que a veces les vecines la miren mal. “Yo lo que les pido es que no mezclen el material con la ‘popó’ del perro, o con los papeles del baño o de higiene menstrual, ni con cosas que puedan lastimarnos”, dice. Angie asegura que a pesar de todo lo que tienen que pasar, considera su trabajo como una actividad genial: “lo que hacemos es muy bueno para el planeta”. 

Leila Apiz tira por la borda la declaración de Kravetz cuando cuenta cómo están organizades en la Federación: “les compañeres están bancarizades, tienen otras garantías en su trabajo”. El acompañamiento es constante y los valores y principios se fortalecen aún más frente a este tipo de declaraciones. 

Mientras el mundo avanza hacia la Economía Circular, Argentina retrocede, destruyendo en pocos meses lo construido en 20 años. Kravetz considera que “si como vecino le das un plato de sopa caliente a la persona que vive en la calle, lo acomodas en la pobreza y es un circuito no virtuoso”. Ahora, ¿cuándo es que como sociedad se comenzó a validar y a permitir estos discursos estigmatizantes, violentos y con tan poca perspectiva integral de la realidad? 

En la era de la motosierra, donde cada vez son más desalentadoras noticias, la invitación es seguir -o comenzar- separando para facilitarle la vida a elles, que circulan por la calle con miedo, frío y hambre. Y como dice Kravetz: sí, les compañeres recuperadores tienen otra cabeza. Entienden que en el recorrido nadie se salva solo.